'Se inició una nueva era para la Iglesia': Hans Küng
Por:
PATRICIA SALAZAR FIGUEROA
Uno de los teólogos más respetados del mundo habla de lo que significa la llegada de Francisco.
Gratamente sorprendido, conmovido
y esperanzado se declaró Hans Küng, el teólogo más progresista del
catolicismo, por la elección del jesuita Jorge Mario Bergoglio como
nuevo sumo pontífice de la Iglesia. (Lea: 'Una Iglesia pobre y para los pobres': papa Francisco).
Al igual que un sinnúmero de especialistas en asuntos del Vaticano,
el estudioso suizo daba por hecho que el cónclave elegiría a un papa no
europeo y que los cardenales con más opciones provenían de América
Latina. No obstante, entre sus cálculos no figuraba el nombre del
arzobispo de Buenos Aires (Argentina), por su parquedad y poca
disposición a promoverse a sí mismo. (Lea: 'En su estilo, el papa es un fiel jesuita': Francisco de Roux).
“Pero del mismo tamaño de la esperanza que ha despertado su llegada
son la expectativa y la exigencia con la que el mundo medirá su
desempeño ante el gran desafío de reformar a la Iglesia en crisis”,
sostiene Küng desde Tubinga (sur de Alemania), en conversación con EL
TIEMPO. (Lea: Retrato íntimo del nuevo papa).
Su júbilo por la elección del cardenal argentino contrasta
con su posición sumamente crítica frente a todos los asuntos del
Vaticano. ¿A qué se debe?
El cónclave ha elegido muy bien, tanto por el nombre como por la
región. América Latina merecía hace décadas ser tenida en cuenta veraz y
efectivamente. Que la región llegue hoy a la cúspide de la Iglesia no
es un acto furtivo, sino un asunto de lo más justo, propicio y vital.
¿Y qué opina del nombre que eligió el nuevo papa?
El mayor regocijo lo sentí cuando escuché que Jorge Mario Bergoglio
había adoptado el nombre de Francisco. Con la elección de ese nombre, ya
anunció un gran programa para su pontificado y para la Iglesia.
Reconoce a San Francisco de Asís como el guardián de su apostolado, su
guía y su ejemplo por seguir. Es decir, humildad, desprendimiento,
fuerza de carácter y rebeldía, comandados por el profundo recogimiento
en Dios.
Al mismo tiempo, con ese nombre el nuevo papa ha rendido tributo al
misticismo y a la inagotable capacidad de esperanza y recuperación de su
región.
¿Qué hogar católico de América del Sur no tiene como señal de
su cristianismo la imagen de San Francisco de Asís, rogando a Dios por
que haga de él un instrumento de su paz? ¿Qué niño de América del Sur no
conoce de memoria esa oración y recurre a ella con devoción, cada vez
que necesita calmar sus tempestades internas o volver a comenzar?
Muchos siglos convulsos han pasado y San Francisco sigue operando en
muchos, muchísimos creyentes. Si su humildad y desprendimiento guían a
la Iglesia, estaremos por muy buen camino.
El cónclave se decidió por el cardenal que en la pasada
elección papal, en el 2005, figuró como uno de los favoritos. ¿Cree
usted que haber renunciado entonces a sus votos, en favor del cardenal
Joseph Ratzinger, pudo haber influido en la elección de Bergoglio,
convertido hoy en Francisco?
Es probable que haya jugado un papel, puesto que muchos de los que
eligieron entonces fueron electores nuevamente. Mas eso no es lo
importante. Lo trascendente es que se ha iniciado una nueva era para la
Iglesia.
Una era en la que el sumo pontífice tendrá que convivir con
un papa emérito, residente en el Vaticano. ¿Cómo se imagina usted esa
relación?
Son dos personalidades diferentes. El nuevo papa encontrará el
camino. Si lo que quiere es hacer un verdadero apostolado y lo
demuestra, el mundo entero lo rodeará y lo arropará. Ello desactivaría
cualquier ruido que pueda traer esta nueva circunstancia.
Pero lograr la aprobación de los fieles requiere que tenga la
voluntad de asumir el gran reto de ejecutar las reformas que la Iglesia
necesita y que los fieles reclaman.
Ese es el gran interrogante: ¿Va a tener la voluntad para hacerlo o
quiere que las cosas sigan como hasta ahora? Lo segundo significaría
convertirse en el sucesor de la línea conservadora de Juan Pablo II y
Benedicto XVI, que ha llevado a la Iglesia a donde está: sumida en el
desprestigio, absorta, centrada en sus propios intereses y no en el bien
de sus fieles, obsoleta y perdiendo miles y miles de creyentes cada
día.
¿Y el otro camino?
Proseguir la obra del hoy beato Juan XXIII, quien en solo cinco años
de papado –entre 1958 y 1963– logró cambiar la faz y el espíritu del
catolicismo, mediante el Concilio Vaticano II.
¿Cree usted que un papa de 76 años, que ha padecido fuertes
quebrantos de salud, tenga el tiempo y las fuerzas para reconducir la
Iglesia hacia una nueva etapa del Concilio Vaticano II?
Cada día es un gran tiempo para demostrar que se tiene la voluntad. Todos estamos a la espera de nuevas señales.
¿Cuál podría sería la próxima?
Se dará cuando anuncie los nombres de sus secretarios. ¿Con quién va a
trabajar? ¿Con quienes están allí incrustados? La espera por las
señales no va a ser larga.
Lo inédito de la elección
El primer papa jesuita
Para los analistas, la elección de un jesuita es muy significativa.
La Compañía de Jesús se ha dado a conocer por sus ideas progresistas, su
trabajo en favor de la educación y la cultura, y sus misiones de
evangelización. Con la llegada de Francisco al trono de San Pedro, se
espera un apostolado más activo.
Es latinoamericano
Francisco es el primer papa latinoamericano y el primero que no es
europeo en 1.282 años, desde Gregorio III, de origen sirio. Su elección
es estratégica, no solo por ser este el continente con más católicos (40
por ciento del total), sino porque –según los analistas– se necesita un
papa que tienda puentes entre Roma y el mundo.
Francisco, el primero
El papa argentino también pasará a la historia por haber sido el
primero en usar el nombre de Francisco. Aunque se pensó que podría
tratarse de una referencia a San Francisco Javier, cofundador de la
Compañía de Jesús, a la que pertenece el Sumo Pontífice, su inspiración
fue San Francisco de Asís, el patrono de los pobres, “el hombre de la
pobreza, el hombre de la paz”.
Su antecesor vive
Bergoglio es también el primero en 600 años que asume el papado
mientras su predecesor vive. Celestino V, quien renunció en 1294, fue
encarcelado hasta su muerte por Bonifacio, su sucesor. Francisco ya
llamó a Benedicto XVI y este sábado confirmó que lo visitará este sábado
en la residencia papal Castel Gandolfo.
PATRICIA SALAZAR FIGUEROA
Para EL TIEMPO
Berlín.
Para EL TIEMPO
Berlín.
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