UNA ENSEÑANZA TEJIDA CON SEDA
Por Jeff Foster
Mis palabras no tienen la intención de ser reconfortantes, amigo.
Tienen la intención de despertarte, de sacarte de tu letargo, de
destrozar tus falsas esperanzas, tus sueños de la infancia. Tienen el
propósito de disolver esas fantasías de segunda mano que viven entre
luces y sombras.
Para después traerte de vuelta, de regreso, pataleando y
gritando, hasta este momento presente, a lo que está vivo y bien, a
esta vida que arde como el Ahora, a esta verdad vibrante, una verdad que
no puede ser aprendida, sólo desaprendida, revelada, olvidada,
recordada.
Yo no prometo montones de oro al final del arco iris.
No ofrezco estados exaltados y altas espirituales. Las más altas subidas
pronto se convierten en bajadas, y lo que es exaltado, de pronto se
vuelve en algo ridículo. La mente no puede abrigar ambas cosas.
Tú crees
que quieres lo que quieres, pero a menudo, cuando obtienes lo que
quieres, simplemente no es suficiente. Y quieres algo más. Y algo
diferente, y más hasta el infinito. Y pronto te cansas de este ciclo de
insatisfacción insaciable, y esta enseñanza comienza a arder.
Se
mete hasta la médula de tus huesos. Te persigue. Sangra a través de
cada grieta de tu experiencia, haciendo que todo se convierta en tu
gurú. Es la vida siendo vivida, no la vida siendo cosificada como todas
esas ingeniosas palabras y sistemas. Es levantarte por la mañana, y no
saber lo que está por venir, a pesar de la historia.
Es cada precioso
instante de contacto con un amigo o con algún ser querido, nunca dando
por alto que podría ser la última vez, la primera vez. Es el pinchazo de
una aguja entrando en la vena. Es la calidez del sol de la mañana. Es
la desaparición de la duda seguido de una alegría inexplicable, todo
llevándose a cabo de una manera que no puedes explicar o entender.
Es
caminar un camino desconocido, sintiéndote desconectado y desgastado por
el estira y afloja de todas las cosas, y de pronto recordar, de pronto
ser consciente de que la vida es sólo un momento, y que las cosas nunca
son tan malas como parecen, porque el único lugar del que no puedes
escapar es el único lugar en el que anhelas estar.
Estás liberado del
tiempo, finalmente. Saboreas tu propia presencia de nuevo - sólida,
confiable, inmutable, a pesar de los cambios que trae un nuevo día en
este extraño y hermoso planeta girando en una noche infinita.
De
vuelta a la gratitud , y al amanecer. Y la forma en que la araña teje
su red, tan valiente a pesar de su fragilidad, tan presente para el
trabajo que ha de realizar su diminuta glándula tejedora. Seda líquida, y
tan entregada a la venida de los mañanas. Todo aún sin nacer, todo
aproximándose a ser, todo resuelto en su fragilidad, todo en llamas.
TE AMO, le susurras a la vida. Y pasas el resto de tus días escuchando sus infinitas resonancias.
No conozco otra enseñanza más que ésta. Ésta, una enseñanza que vive
dentro de cada latido del corazón, brillando a través de cada par de
ojos, y que mora en el silencio.
- Jeff Foster
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