Por Jennifer Hoffman
14 de febrero 2015
Es
el Día de San Valentín y es un día en que celebramos el amor que
tenemos, o lloramos al amor que perdimos, o nos preguntamos qué hay de
malo en nosotros para que el amor parezca habernos dejado de lado.
Para
muchos de nosotros, aunque no hayamos abandonado del todo la idea de
tener una relación amorosa satisfactoria y comprometida, no parece
probable que aparezca en un futuro próximo. Creo que este año eso
cambiará, por dos razones importantes:
1.
Hemos hecho todo el trabajo de limpieza, sanación y liberación que
requieren vidas de karma, trauma, y conexiones con el grupo álmico y el
compañero álmico, y
2. Estamos listos para
movernos hacia relaciones que se basen en el amor, libres del karma y,
lo más importante, que no se basen en una necesidad de cumplir nuestro
deseo de sanación y totalidad que estemos tratando de lograr por medio
de sanar a los demás.
Todas las
relaciones de sanación son espejos de nuestras necesidades de sanar. Y
esas relaciones nos llevan por el sendero kármico porque toda esa
energía se basa en el pasado.
Cuando estamos listos para liberarnos de
la necesidad de sanar a otros estando apegados al resultado de la
sanación que queremos que acepten y corporicen (que en realidad es
nuestro propio resultado de sanación), podemos crear relaciones que
estén basadas en el amor y que nos puedan encontrar en nuestro deseo de
amor y no en nuestra necesidad de sanar.
Nuestra
necesidad real de sanar es impulsada por nuestras propias grietas de
energía, los lugares donde sentimos que algo nos falta, y donde
necesitamos que ocurra nuestra propia sanación.
Estas grietas
representan nuestra propia separación de la totalidad, los lugares
donde nos sentimos desconectados y asustados, donde hemos sido heridos.
Estas grietas se originaron con nuestros compañeros kármicos y
compañeros álmicos, pero la sanación no ocurre para nosotros cuando
tratamos de sanarlos a ellos, sin importar cuánto empeño pongamos.
¿Cuántas veces hemos cubierto a alguien con amor y sanación, sólo para
ser rechazados y no obtener el resultado que queríamos? Esa no es la
solución a nuestro problema; la solución es otra cosa mucho más
poderosa que podemos hacer ahora.
No
nos damos cuenta de que no necesitamos estar en la vida de alguien
para sanarlo; le podemos enviar energía de sanación y permitirle elegir
qué quieren hacer y qué está bien para él, y obtener nuestra propia
sanación, el cierre y el regreso a la totalidad en ese proceso.
Es
difícil soltar estos ciclos kármicos porque estamos tan concentrados en
el cierre que queremos, pero también eso es un concepto erróneo - el
cierre sanador no sucede cuando el otro es sanado; sucede cuando
nosotros decidimos que queremos cerrar nuestras propias lagunas.
En
el camino de nuestra vida encontramos a muchas personas que creemos
que necesitan sanación, y son un espejo de nuestras propias necesidades
de sanar.
Proveerles sanación es parte de nuestro rol, de modo que
generalmente lo hacemos, siendo una fuente para la sanación en lugar de una fuente de sanación.
No podemos sanar a nadie; pero puede que subamos una cuesta larga y
dolorosa durante largo tiempo antes de darnos cuenta de esto.
Como fuente para la sanación asumimos la responsabilidad por la sanación de los demás.
Como fuente de sanación, damos la sanación como un regalo que otros
pueden usar para sanarse a sí mismos. El nivel de energía sanadora es
el mismo, lo que difiere es la entrega - ofrecemos la sanación como un
regalo y les permitimos usarla como puedan.
Sin martirizarnos, les
damos una oportunidad de sanar a través de nuestro propio yo sanado y
entero, dándonos a nosotros mismos el regalo de un cierre, y
moviéndonos de la sanación a la totalidad en el proceso, permitiendo a
los demás elegir este camino según su propio propósito de sanación, sus
necesidades y su disposición.
Les
doy una oración de sanación que me dieron mis guías, y la comparto con
ustedes para que la compartan con quien ustedes sientan que necesita
sanar, incluso ustedes mismos. Sostengan en su pensamiento a la
persona que creen que necesita sanar, mientras dicen esta oración y
dirigen la energía sanadora hacia ellos al decir las palabras.
Es una
persona con quien quieren llegar a un cierre, alguien que los ha
lastimado o herido en alguna forma, alguien que les ha recordado sus
grietas de energía y los hizo sentir incompletos, indignos o
confundidos.
Te ofrezco este
regalo de sanación, desde lo más elevado de mi corazón al tuyo,
ofrecido en espíritu de conexión, de totalidad, y de amor divino e
incondicional.
Si te falta fe, te envío la energía de la confianza.
Si tienes dudas, te envío la energía de la seguridad.
Si tienes caos y discordia, te envío la energía de la paz.
Si estás perdido, te envío luz para guiarte en tu camino.
Si estás triste y desdichado, te envío la energía de la alegría.
Si estás confundido, te envío la energía de la claridad.
Si te sientes indigno, yo reconozco tu valor y tu mérito.
Si estás herido y asustado, te envío el poder sanador de la gracia divina.
Si te sientes solo, aislado y rechazado, te envío la energía de la conexión.
Si
te falta amor a ti mismo, el conocimiento del amor y la capacidad de
dar y recibir amor, te rodeo con la verdad divina del amor
incondicional.
Y ofrezco, para ti y para mí,
el don de la sanación, la liberación, el cierre, y el amor divino
incondicional, al completar nuestra sanación y ciclos kármicos con
gracia y facilidad.
Te envío
océanos de amor en este día en que el mundo celebra el amor. Gracias por
tu amor, tu participación, y tu apoyo, porque hemos hecho este viaje
juntos, y envío a cada uno de ustedes esta oración de sanación y los
sostengo en el espíritu de la totalidad y el amor incondicional en lo
más elevado de mi corazón.
Muchas bendiciones,
Jennifer Hoffman
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Derechos
de autor reservados © 2015 por Jennifer Hoffman. Pueden citar,
traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre
de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: http://enlighteninglife.com
Traducción: M. Cristina Cáffaro
Difusión: El Manantial del Caduceo
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