EMPEZANDO CON USTEDES. DAMA QUAN YIN Por Julie Miller
EMPEZANDO CON USTEDES.
DAMA QUAN YIN Por Julie Miller
27-09-2014
Ustedes
tienen tanto que hacer a diario, hay tanto planeamiento, preparación,
construcción, perfeccionamiento, desarrollo, crecimiento y mucho más
sólo para llegar al siguiente paso de cualquier meta personal o
espiritual.
Cuando
ustedes van de una cosa a otra, ¿han pensado alguna vez si lo están
haciendo a partir de una forma de la Gracia? ¿o prosiguen adelante nada
más así, haciendo una cosa tras otra, sin pensarlo, sin considerarlo?
¿puede definirse la gracia como cualquier parte de la búsqueda personal o
espiritual? Preciosos Corazones, ustedes saben que Dios les otorga la
Gracia libremente todo el tiempo.
La
Gracia tiene muchas definiciones, es cierto, pero cuando Dios les da Su
Gracia Divina, eso es un acto de dar altruista e incondicionalmente,
sin prejuicio, sin criticismo, sin juzgar.
La
Gracia es algo que no sólo define a una mujer que fluye de modo fluido
pues la Gracias es más que solamente un movimiento; es un modo de ser
que los hombres pueden demostrar también.
Si
Dios mismo no selecciona quién ha de recibir Su Gracia, entonces ¿acaso
no es posible para ustedes dar del mismo modo a otros? La Gracias es un
obsequio, Preciosos Corazones, uno muy precioso.
La manera como ustedes responden y se levantan tras una circunstancia
difícil donde han sentido una profunda pena y tristeza puede describirse
como una con Gracia, cuando eligen a partir del amor en vez del odio y
la discordia.
Cuando las situaciones no resultan como se han planeado, hay muchos
modos como uno puede responder y reaccionar; es muy fácil permitir que
sus emociones los dominen, y se requiere tener un gran control de sí
mismos para actuar a partir del amor cuando se sienten abrumados.
Preciosos Corazones, sepan que Dios siempre está con ustedes en momentos
de desesperación. . . Él siempre hace brillar Su Brillante Luz
envolviéndolos con Su Amor Infinito, y Su energía es lo que los faculta
para actuar así y elevarse por encima de la pena y la tristeza.
Inclusive
en sus tiempos modernos siempre es posible volverse alguien que muestra
Gracia, alguien a través de quien Dios brilla, y no sólo cuando han
tenido un día difícil sino también cuando han experimentado un día lleno
del más profundo gozo y felicidad.
Cuando
se vuelven conscientes del sufrimiento o desesperación de otro querido
ser, ustedes sienten profundamente el deseo de ayudar, de consolarlo de
cualquier modo que puedan; esto es la Compasión, cuando alguien les
importa sin importar qué, sin importar si se trata de un animal, un
desconocido o alguien conocido; es no querer ver a otra vida sufriendo
de dolor.
Cuando
alguien demuestra Compasión por otro que está desesperado o sufriendo,
está mostrando empatía, pueden sentir el dolor, la emoción, la angustia
del que está sufriendo, y ésta es una profunda conexión y entendimiento,
y a veces se siente como una maldición en vez de una bendición cuando
uno extiende una mano a otro y lo ayuda a levantarse para que pueda ver
de nuevo su propia Luz unida a la de Dios.
Por supuesto en tal intercambio pudiera no haber ninguna mención de Dios
estando presente o de Su interacción, pero cualquier momento que
ustedes ayudan altruistamente a otro querido hermano o hermana de Dios,
Él está ahí en ese momento trabajando a través de ustedes.
A
fin de ser compasivo con otro se requiere que ustedes se amen a sí
mismos lo suficiente para poder ayudar a aliviar el sufrimiento de la
otra persona.
A veces hemos visto que la simpatía es mezclado con la empatía. Hay diferencias entre las dos palabras.
La
simpatía es cuando ustedes se sienten apenados por otro, mientras que
la empatía es cuando ustedes sienten la desesperación del otro y desean
ayudarlo a aliviar su tristeza.
La simpatía y la lástima los alienta muchas veces a ayudar a alguien que
está apesadumbrado, pero hay poco sentimiento en la acción, poco amor.
Ahora
bien, cuando añaden la compasión su acción se vuelve amorosa. . . y
ustedes se pueden volver también vulnerables pues comparten una parte de
sí mismos con otro que está sufriendo. ¿Por qué se pueden volver
vulnerables.
Preciosos
Corazones? Bueno, esto es fácil, mis queridos, cuando ustedes ofrecen
algo de corazón y con empatía, están compartiendo su esfuerzo, su
tiempo, su Yo; están abriendo su propio corazón y sintiendo lo que está
sucediendo, y a veces surgen viejas heridas a la superficie
recordándoles del dolor que ustedes mismos han sentido.
Cuando
hay una fuerte Compasión, esto ayuda a mermar cualquier sentimiento de
hostilidad porque la Compasión es una acción rebosante de Amor, que
habla de la Misericordia y la Amabilidad hacia otra persona.
Esto
nos lleva ahora a hablar sobre la Misericordia. La Misericordia y la
Compasión van de la mano, ustedes no pueden mostrar Compasión sin la
acción de la Misericordia.
Cuando dan Compasión incondicionalmente, la acción de la Misericordia es
lo que los alienta a extender una mano a otros con amabilidad.
Preciosos Corazones, la Misericordia significa dar la Gracia a otros que
tal vez no se la merezcan necesariamente, pudiera ser alguien a quien
ustedes desconozcan, pero se siente un estímulo profundo en su interior,
en su corazón, un saber de que un animal, una persona, una preciosa
vida está en dolor y desesperación, y su corazón compasivo extiende un
consuelo.
La Misericordia tiene su propósito y su lugar en toda era, inclusive la suya.
La Misericordia, al igual que la Gracia y la Compasión, se deriva del Amor.
Dios alienta a cada Hijo e Hija a adoptar dichos atributos en su manera
de ser y de vivir, pues ellos ayudan a profundizar la conexión con Él.
Cuando
uno muestra Misericordia, esto da paso a la Esperanza, a que la Luz
penetre en cualquier oscuridad. . . ayuda a reavivar cualquier Fe que
pudiera haberse perdido temporalmente.
En resumen: la Misericordia es verdaderamente la conclusión de la Gracia en la integridad y la justicia.
Cuando
se combinan las tres, la Gracia, la Misericordia y la Compasión,
ustedes tienen a alguien que es paciente y amable, alguien que es
empático, y que da mucho. . . no es un superhumano, sino una persona
como ustedes que se toma tiempo para sonreir, para alentar, para ayudar,
para alcanzar el interior del corazón de otra persona y dar un poquito
de esperanza de algo mejor.
La
Misericordia no es una acción mostrada todo el tiempo, Preciosos
Corazones; es una acción mostrada en tiempos Apropiados para que la
Compasión y la Gracia sean efectivas cuando se comparten
incondicionalmente.
Ustedes
se vuelven misericordiosos solamente cuando es necesario; a veces se
puede describir como un impulso místico y mágico que trabaja al lado de
la Compasión.
En
algún punto de su vida ya se les ha llamado a demostrar Misericordia
con otro, ya sea si fue su hijo que tenía fiebre, un amigo con un
corazón roto, o un mendigo que necesita dinero para una bebida caliente o
alimentos.
Pero han considerado alguna vez ser misericordiosos consigo mismos? Es
verdad, Preciosos Corazones, antes de que puedan ofrecer parte de
ustedes a otros deben primero ser capaces de ofrecerla a sí mismos.
Para
ayudar a sanar a otros, sin importar de cuánta ayuda se trate, deben
también reconocer cualquiera de sus propios errores y perdonarse a sí
mismos.
Muestren
un poquito de Misericordia para consigo mismos reduciendo la cantidad
de tiempo que se la pasan criticándose o juzgándose.
No ayuda mucho ser misericordiosos con otros cuando no muestran Misericordia con su propio y hermoso Yo.
Deben mostrar una genuina Compasión y Misericordia consigo mismos antes de que la puedan ofrecer realmente a otros.
Hoy venimos a ustedes a alentarlos a que se extiendan una mano a sí mismos, a que sanen las partes de sí que siguen con dolor.
No minimicen las áreas que requieren de su amor con excusas de que hay otras cosas más importantes.
¡USTEDES
son importantes! Cuando se dan a sí mismos la sanación de la
Misericordia y la Compasión, entonces se pueden volver en un dador de la
Gracia, la Misericordia y la Compasión a toda vida.
Vuélvanse Dios en acción, demuestren el amor que tienen por sí mismos siendo compasivos y misericordiosos con otros.
No
sólo hacen un bien para alguien que necesita amabilidad, cariño y
compasión, sino que están haciendo un bien para sí mismos y para la
humanidad.
No necesitan ser grandes obras para ayudar; sólo necesitan hacerse con un profundo amor.
Los amo a cada uno de Ustedes apasionadamente, infinitamente.
SOY la Dama Quan Yin
Por Julie Miller
Traductor: Gloria Mühlebach
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