El suicidio de Aaron Swartz “libera” miles de documentos en la red
“Usó sus prodigiosos talentos como programador y tecnólogo no para
enriquecerse, sino para hacer Internet y el mundo un lugar más justo y
mejor”, es la declaración que, a modo de epitafio, la familia y la
pareja defffffffffffffffffffff Aaron Swartz han dejado en una página web
memorial tras el suicidio de este genio de la informática el pasado día
11 de enero, en Nueva York.
Swartz decidió quitarse la vida. Tenía 26
años y se había convertido en un referente del activismo online, había
luchado por la información gratuita y contra los intentos por privatizar
el acceso a la misma.
Ese activismo le había costado un arresto en
julio de 2011, acusado de haber accedido ilegalmente al contenido de un
archivo académico online (JSTOR) y haberse descargado más de cuatro
millones de documentos. El caso seguía en proceso y se enfrentaba, por
los distintos cargos, a una pena que podía acabar con varios años de
prisión.
Tres días después de su suicidio, paradójicamente, Aaron ha
conseguido su objetivo. Desde el 14 de enero y bajo el hashtag
#PDFtribute miles de académicos y científicos de todo el mundo están
liberando sus trabajos en formato PDF.
El éxito ha sido tan rotundo que
incluso se ha creado una web que recopila toda la información que se está generando.
En julio de 2008, Aaron Swartz había hecho un llamamiento a la
comunidad científica para unirse en la lucha contra la privatización de
la información científica pero el éxito que había obtenido como
programador, no lo consiguió como activista, hasta ahora. Ha tenido que
morir para conseguir que sus ideas, recogidas en El manifiesto por la
Guerrilla del Open Access, sean seguidas por miles de personas en todo
el mundo.
Teóricamente esta “liberalización” de archivos que ha comenzado en
todo el mundo, ha surgido como un homenaje a este genio que quizá no se
hubiera suicidado si la idea hubiese cundido cuando publicó su
manifiesto en 2008.
Puedes leer el Manifiesto por la Guerrilla del Open Access íntegro y traducido al castellano aquí:
Manifiesto por la Guerrilla del Open Access
La información es poder. Pero, como todo poder, están aquellos que
quieren mantenerlo para ellos solos. El patrimonio científico y cultural
del mundo, publicado a lo largo de los siglos en libros y revistas,
está cada vez más digitalizado y encerrado por un puñado de
corporaciones privadas.
¿Quieres leer los documentos que presentan los
resultados más importantes del mundo científico? Necesitarás enviar
enormes cantidades de dinero para editoriales como Reed Elsevier.
Están aquellos que luchan para cambiar esta situación. El Movimiento
Open Acces ha luchado con valentía para garantizar que los científicos
no pierdan sus derechos de autor, sino que, en vez de eso, que su
trabajo sea publicado en internet bajo términos que permiten el libre
acceso a cualquiera.
Pero, incluso en los mejores escenarios, no habrá
efecto retroactivo y solamente se aplicaría a los documentos publicados
en el futuro. Todo lo publicado hasta ahora continuaría sin ser
accesible.
Supone un precio muy alto. ¿Obligar a los investigadores a pagar para
leer el trabajo de sus colegas? ¿Digitalizar bibliotecas enteras pero
permitiendo solo al personal de Google que pueda leerlas? ¿Ofrecer
artículos científicos para los que están en universidades de élite del
Primer Mundo, pero no para los niños del Tercer Mund)? Algo así es
escandaloso e inaceptable.
Hay algo que podemos hacer, algo que ya se está haciendo: contraatacar.
Aquellos con acceso a esos recursos –estudiantes, bibliotecarios,
científicos– a todos vosotros os fue otorgado un privilegio. Mientras el
resto del mundo está bloqueado, vosotros os dais un banquete de
sabiduría y conocimiento.
Pero vosotros no necesitáis –en verdad,
moralmente, no debéis– mantener este privilegio exclusivamente para
vosotros. Tenéis el deber de compartir eso con el mundo. Y vosotros
tenéis las contraseñas, tenéis que intercambiar las contraseñas, y
llevar a cabo los pedidos de descarga de vuestros amigos y colegas.
Mientras tanto, aquellos que fueron bloqueados no están de brazos
cruzados. Apareces a través de agujeros de seguridad y te saltas las
vallas, liberando así la información encerrada por las editoriales y
compartiéndola con tus amigos.
Pero toda esta actividad transcurre en la oscuridad, en un escondido
subsuelo. Se le llama robo o piratería, como si compartir una riqueza de
conocimientos fuese el equivalente moral a abordar un navío y asesinar a
su tripulación. Pero compartir no es inmoral es un imperativo moral.
Solamente aquellos ciegos por la codicia negarán a un amigo hacer una
copia.
Las grandes corporaciones, evidentemente, están ciegas por la codicia. Las leyes bajo las que ellas operan exigen exactamente eso, sus accionistas se rebelarían por ganar menos. Y los políticos sobornados aprueban leyes dándoles el poder exclusivo para decidir quién puede hacer copias.
No hay nada justo al seguir leyes injustas. Es hora de salir a la luz
y, en la gran tradición de la desobediencia civil, declarar nuestra
oposición a este robo privado de la cultura pública.
Tenemos que tomar la información, esté donde esté almacenada, hacer
nuestras copias y compartirla con el mundo. Tenemos que tomar material
que está protegido por derechos de autor y añadirlo al archivo para que
pueda ser descargado
Tenemos que comprar bancos de datos secretos y colocarlos en la Web.
Tenemos que descargar revistas científicas y subirlas a las redes de
intercambio de archivos. Tenemos que luchar por la Guerrilla del Open
Access.
Si somos los suficientes, alrededor del mundo, no solo vamos a mandar
un fuerte mensaje de oposición a la privatización del conocimiento,
vamos a convertirlo en algo del pasado. ¿Quieres unirte a nosotros?
Aaron Swartz
Julio 2008, Eremo, Italia.
Julio 2008, Eremo, Italia.
Fuente: Lamarea
UN HEROE SINGULAR UN LUCHADOR POR LA LIBERTAD COLECTIVA Y EL CONOCIMIENTO DE LOS SECRETOS OCULTADOS Y SUPRIMIDOS POR LOS GOBIERNOS Y CORPORACIONES MUNDIALES CRIMINALES Y CORRUPTOS INDUCIDO POR LOS POEDERES DE LOS OSCUROS AL AUTO-SUICIDIO.
ResponderEliminar