Por Jennifer Hoffman
Si
alguna vez han conducido un automóvil con palanca de cambio, saben que
requiere de una combinación equilibrada de acción y cronometraje. Yo
aprendí a conducir un auto con transmisión manual y no fue un proceso
elegante.
Al principio, el progreso se medía en pulgadas mientras
aprendía cómo coordinar los pedales del embrague y del acelerador y
cambiar de velocidad, mientras el auto se detenía a cada segundo.
Ahora
lo puedo hacer sin esfuerzo y aunque he conducido un auto automático
durante años, domino con rapidez la conducción manual después de unos
minutos de práctica. Antes de profundizar en este tópico quiero sugerir
que la lucha que ahora tenemos con los cambios se parece mucho a este
proceso y necesitamos recordar lo que ya sabemos para ayudar a que este
proceso prosiga más fácilmente.
Si miramos el proceso como una
recapitulación en lugar de ‘comienzo desde el principio’ es menos
frustrante y tendremos una perspectiva diferente sobre la falta de
movimiento, así como de las frenadas y los arranques.
Cuando
aprenden a manejar un auto con transmisión manual, aprenden rápidamente
que cada marcha tiene un límite máximo de velocidad. El auto no
avanzará mucho en primera, independientemente de cuanto presionen el
acelerador. Si tratan de ir más rápido de lo que permite el engrane, el
auto solamente hará mucho ruido.
El incremento de velocidad los obliga a
cambiar de marcha oprimiendo el pedal del embrague, liberando el
acelerador y moviendo la palanca al próximo cambio de velocidad.
Si
tratan de mover la palanca sin presionar el embrague, el auto hará mucho
ruido y pueden provocarle un gran daño. De igual forma, si mantienen el
pie en el acelerador mientras tratan de cambiar de velocidad el auto
también hará mucho ruido.
Y tienen que ir de primera a
segunda a tercera, etc., porque si tratan de violentar las velocidades
(a menos que vayan muy rápido) el auto de hecho se detendrá, toserá,
escupirá y se detendrá y parecerá que ustedes no saben conducir (sin
mencionar quedarse detenidos en medio de la carretera).
El proceso de
aprender a conducir con palanca de cambios es doloroso (lo se muy bien) y
es cuestión de coordinación y de cronometraje, muy similar al viaje de
experiencia en el que ahora estamos. Y mientras aprenden, el auto hace
mucho ruido. De hecho, así es cómo saben que están haciendo algo mal, el
auto se queja, tose, suena y escupe mucho.
Lo extraño de
este proceso es que mientras el pedal del embrague está presionado, el
auto está en punto muerto, y el motor está separado del eje de
transmisión. En ese punto, no importa cuanto presionemos el acelerador,
el auto no irá más rápido.
Nosotros también estamos en punto muerto
mientras cambiamos de velocidad energéticamente y parece que nada
ocurre. En realidad todavía estamos en movimiento y avanzando pero
verdaderamente estamos deslizándonos hasta que cambiamos a una velocidad
mayor y entonces podemos ir más rápido.
Y si tratamos de ir más rápido
sin darnos un tiempo en punto muerto al prepararnos para cambiar de
velocidad, podremos escuchar mucho ruido y aunque no hagamos daño
alguno, nos sentimos muy estancados.
Y no he mencionado
aun lo que sucede cuando tienen que detenerse en una loma y en cuanto
presionan el embrague el auto comienza a retroceder. Y entonces
solamente esperan que el auto detrás de ustedes no esté muy cerca para
no chocar con este mientras tratan de coordinar el acelerador y el
embrague para avanzar.
Este proceso es muy similar a lo
que estamos experimentando cada vez que nuestra energía está lista para
cambiar, que es lo que sucede cada vez que miramos nuestras vidas y nos
preguntamos si habrá algo más para nosotros.
Nuestra insatisfacción
actual es el portal a nuevos potenciales, si podemos darnos tiempo para
cambiar de velocidad atravesando la fase de punto muerto utilizando
nuestro ‘tiempo de deslizamiento’ para evaluar hacia donde queremos ir a
continuación.
Querer avanzar siempre, ir rápidamente de una cosa a la
otra, empeñarse en ir adelante, es parte de ser humano. Pero nuestra
conexión con nuestra Voluntad divina radica en las pausas, es en esos
momentos en los que estamos desconectados de nuestro movimiento hacia
delante y estamos deslizándonos, en los que podemos separarnos y evaluar
nuestros próximos pasos.
Es en esos momentos en los que podemos hacer
preguntas importantes como:
- ¿adonde queremos ir a continuación?
- ¿cuál es nuestro próximo mejor paso (cuál es el que mejor nos sirve, el más empoderador y empoderado, y el más alineado con nuestra intención)?
- ¿cuán poderosos nos permitimos ser?
- ¿qué estamos dispuestos a liberar y dejar atrás al cambiar de velocidad?
Si
utilizamos este tiempo para hacer mucho ruido, como quejarnos de que no
estamos avanzando con suficiente rapidez, nos sentimos atascados o
estamos frustrados con la falta de progreso, no estamos utilizando
efectivamente la pausa tratando de avanzar sin haber cambiado de
velocidad.
Pronto llegaremos al máximo de la velocidad (nivel de
energía) en el que estamos y tenemos que prepararnos para cambiar de
velocidad de nuevo.
Eventualmente podemos aprender a utilizar las pausas
de forma poderosa para prepararnos para el próximo cambio, para que
podamos fluir hacia este con gracia y facilidad, en lugar de con mucho
ruido. ¿Están listos para su próximo cambio de velocidad? ¿Es un proceso
ruidoso o parece estarse moviendo muy lentamente?
Traten de hacer las
preguntas importantes y utilicen el poder de la pausa para empoderar su
potencial para que puedan fluir hacia su próximo nivel energético con
gracia y facilidad.
Derechos de autor © 2012 por Jennifer
Hoffman. Todos los derechos reservados. Pueden citar, traducir,
reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre de la
autora e incluyen un vínculo de trabajo a http://enlighteninglife.com
Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
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