por David Topí
El
banco del espíritu no es un banco cualquiera, no tiene sucursales,
pero está en todas partes, no tiene clientes, pero todos tenemos cuenta
en él, no ofrece créditos, pero regala activos sin pedir nada a
cambio.
El banco del espíritu no está dirigido por ejecutivos, sin
embargo nunca falla en sus decisiones, tampoco regala objetos para el
hogar si haces un deposito a largo plazo, pero siempre devuelve aquello
que requieres cuando lo necesitas.
En el banco del
espíritu la moneda de cambio, de depósitos, de prestamos e intereses
son las buenas acciones de la gente.
No hay una cuenta privada, sino
una global, de la que todos somos co-titulares, por eso, cuando alguien
hace una buena acción, un favor, una ayuda, un apoyo, a otro
co-titular, la cuenta del banco crece, y cuando alguien necesita ayuda,
favores y apoyos, el banco mismo detecta la forma de devolverte o
prestarte parte del capital que hay depositado en la cuenta global, que
ha sido creada por todos.
Esta cuenta, en general, tiene
pocos activos, así que, constantemente, el banco necesita para
funcionar bien, de forma autónoma, que los co-titulares depositen
buenas acciones, ya que la cuenta corriente representa el espíritu
global de los hombres y mujeres co-titulares del saldo.
El banco no
requiere que pagues cada vez que te haga falta que el universo te eche
una mano, cuando tu necesitas una buena acción de alguien, en un momento
determinado de tu vida, ya que simplemente funciona por las leyes
cósmicas del recibir lo que se ha dado, de cosechar lo que se ha
sembrado, y de sorprenderte de vuelta por lo regalado.
El banco,
tampoco funciona con buenas acciones interesadas, pues aquí no hay
intereses ni premios extra por ayudar a los demás.
No hay categoría de
clientes VIP, ni de clientes morosos, así que tampoco hay letra
pequeña. El banco se nutre solo de aquello que se hace desde el querer
ayudar a los demás, desde el corazón, de aquello que se hace por otros
desinteresadamente, sin pensar en que sacaré yo a cambio. Esas acciones
son las que cuentan como activos en el banco del espíritu.
Nadie
se queda nunca sin recibir ayuda del banco del espíritu, pues cuando
no hay suficientes buenas acciones de los hombres y mujeres que
mantengan la cuenta fuera de números rojos, sus activos provienen
directamente de la misma vida, del universo, de la Creación, pero, por
alguna extraña razón, el banco quiere que también dependa de los
depósitos de sus co-titulares, y de su relación entre ellos, por eso,
siempre, pone oportunidades a la gente para que se ayuden entre si, y
lo hagan de forma sencilla, sincera, y amable.
Tampoco el
banco impone obligaciones a sus co-titulares de pagar nada a cambio de
los prestamos dados. Ya veis, este banco es así de tonto, dirían los
otros bancos (los terrenales, esos que te hacen firmar preferentes y
seguros de vida y todas esas tonterías, como si la vida se pudiera
asegurar o se pudiera cuantificar con números de un dinero que no
existe).
Y es que el banco del espíritu quiere que sea aquello que le
dio nombre, ese espíritu, el común de la raza humana, el que se
convierta en el mayor activo común del planeta, y, por eso, se empeña
tanto en poner a todos, aquellos medios y oportunidades necesarias para
que puedan beneficiarse y colaborar con el mismo.
Siempre hay formas
de depositar buenas acciones en el banco, y, cuando lo haces, el
espíritu de la totalidad de los co-titulares se ilumina un poco más, y
otros seres de otros planetas, que nos miran con telescopios muy
grandes, ven brillar por momentos una luz en el cielo de su firmamento,
y un niño, de otra galaxia, le dice a sus padres…
“Mira papi, allá
en la Tierra, otra persona acaba de depositar una buena acción en el
banco del espíritu…”…”si, hijo, ese planeta es muy especial, porque
todos los que habitan en él, en breve, van a convertirlo, gracias a sus
aportaciones a su banco del espíritu, en la luz mas brillante del
universo”.
David Topí
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