Por Jennifer Hoffman
21 de Noviembre 2014
Uno
de los artículos que escribí en un boletín hace algunos años se
titulaba ‘Actuando Su Edad’ y describe la situación algo inusual en la
que muchos de nosotros en los 40 o 50 nos encontramos ahora.
No nos
parecemos a nuestros padres a esta edad, somos más saludables, parecemos
más jóvenes, nos sentimos mejor en la mayoría de los casos, no estamos
amarrados a una carrera que tenemos desde que nos hicimos adultos. En su
lugar, o estamos buscando trabajo, comenzando un negocio, o tratando de
ver que vamos a hacer para el ‘resto de nuestra vida’, lo cual pudiera
ser un número sustancial de años.
No se ustedes pero yo
estoy planeando vivir bien entrados los 90, así que en lugar de pensar
en jubilarme estoy pensando en cómo me mantendré ocupada durante los
próximos cuarenta años.
Y espero lucir y sentirme muy bien
mientras eso ocurre porque estoy lista para comenzar a vivir, ser feliz
y divertirme, ya que los últimos cuarenta años definitivamente no han
sido muy divertidos, al menos no los que yo recuerde.
Como
muchos de mi generación, casi no recuerdo mis 20 y 30. No porque los
haya vivido a través de un estupor inducido por las drogas (nunca he
ingerido drogas y no tengo previsto hacerlo) pero tenía tanto miedo,
estaba tan insegura de mí misma, tenía tantas dudas y batallaba tanto
que la mayor parte del tiempo la pasaba tratando de pasar de un día al
próximo.
Durante ese tiempo tuve hijos, diferentes empleos y carreras e
hice algunas cosas de las que estoy muy orgullosa, así como otras que
lamento. Pero en su mayoría, recuerdo esos años como una batalla
terrible, oscura, que parecía no tener fin.
Puedo mirar
atrás a esa persona que era con compasión por su temor y con desapego
porque ya no la reconozco más. Como mucha gente con dones altamente
activos, muy intuitivos y empáticos yo estaba ocupada salvando a los
demás y al mundo, lidiando con mi bagaje emocional y psíquico y el de
ellos sin los límites que necesitaba para darme cuenta que tenía
elecciones que hacer y decir que ‘no’ era una de ellas.
No
siento esa experiencia en lo absoluto, parcialmente porque no recuerdo
mucho de ella aunque recuerdo algunos aspectos particularmente
dolorosos, especialmente unos cuantos que pensé que eran ‘el final del
juego’ para mí.
Y recuerdo exactamente cómo tropezaba en ese sendero y
luego pasaba años sin darme cuenta que una sola elección podía haberme
apartado de este. Lo haría todo de nuevo pero esta vez traería menos
equipaje.
Tendría menos temor de lo que los demás pensaran de mí, mi vida y mis acciones recordándome ‘qué lo que los demás piensen de mí no me interesa’
Me amaría MUCHO más y me preocuparía mucho menos si los otros me amaban.
Estaría más dispuesta a apostar por mí misma y no esperar la aprobación de los demás antes de avanzar hacia mi propio poder y grandeza.
Aprendería a decir ‘no’
y hacerlo, especialmente cuando decir ‘sí’ significaba comprometerme,
mi tiempo, energía, recursos y vida a resolver el problema en la vida de
otro o hacer cosas que no quería hacer, por razones que no eran
relevantes para mí, y que no eran importantes en mi vida.
Tendría límites precisos no para apartar a los demás sino para asegurar que mi tiempo y energías se utilizaban en la forma que mejor me sirviera a mí.
Como dice el refrán ‘ponte tu máscara de oxígeno primero antes de
ayudar al otro a ponerse la suya’. Me aseguraría que mi máscara de
oxígeno estuviese en su sitio y funcionando, antes de tratar de
convencer a otro que también necesitaba una.
Definitivamente permitiría que los demás hicieran sus propias elecciones,
cualquiera que éstas fueran, sin juzgarlos porque no me corresponde
hacer por ellos lo que no pienso que sean capaces de hacer por sí mismo.
Recordaría que lo único que me mantiene viva a cada momento es mi capacidad para respirar y asegurarme que hacía eso plenamente, conscientemente y con propósito.
Terminaría
lo que comencé porque creería en mí misma, y me liberaría de la duda,
el temor, la confusión y la crítica que utilizaba para cuestionarme a mí
misma.
Todos tenemos bagaje y todos venimos a la vida con
asuntos que resolver y cambios que hacer. Podemos vivir nuestra vida a
través del karma, donde hacemos lo que siempre hicimos y tenemos el
mismo resultado, o podemos vivir a través de la creación, donde hacemos
todo de manera diferente y el resultado es una sorpresa.
¿es bueno o
malo? ¿Qué significa eso? Cada situación tiene tanto bueno como malo, en
dependencia de nuestra perspectiva. Una gran relación es buena hasta
que se rompe, entonces es mala. Un trabajo maravilloso es bueno hasta
que se vuelve tan estresante que no podemos lidiar con el, entonces es
malo.
Podemos perder mucho tiempo enfocándonos en lo bueno y lo malo, lamentándonos del pasado
y queriendo haber hecho las cosas de forma diferente. Pero la única
razón por la que podemos mirar atrás es porque estamos en este sitio, al
cual nos ha traído nuestro sendero en este momento.
En lugar de
mirar atrás al pasado, podemos considerar el viaje de experiencia en el
que estamos justo ahora y lo qué nos llevó a este lugar, a este espacio y
a este punto. De donde acabamos,¿qué aprendimos?, ¿cuán más sabios,
inteligentes, confiados y poderosos somos hoy debido al sendero que
tomamos?
Y también podemos recordar que aprendemos de la experiencia y
de las cosas que sabemos que debemos evitar hoy son las que nos han
afectado en el pasado. En las palabras de mi poeta favorita Maya Angelou
‘hiciste lo que sabías hacer entonces. Cuando supiste algo mejor,
hiciste lo mejor.
¿Lo haría de nuevo? Seguro, pero esta
vez cargaría con menos equipaje, haría más preguntas sin cuestionarme a
mí misma y recordaría dar aliento a mi vida haciendo las cosas que me
traen alegría.
Qué pueden hacer mejor hoy porque saben más – se conocen a
sí mismos, su vida, su potencial y posibilidades pero más que todo,
porque se aman a sí mismos y saben que cualquiera que sea el viaje de
experiencia en el que estén, siempre hay elecciones para hacer algo
diferente y avanzar hacia una nueva experiencia, sin equipaje.
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Derechos
de autor reservados © 2014 por Jennifer Hoffman. Pueden citar,
traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre
de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: http://enlighteninglife.com
Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
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