LORD LANTO
EL CREADOR DE SOMBRAS
EL CREADOR DE SOMBRAS
Por Rodrigo Fogale
7-11-2014
Quién es el creador de sombras?
Quién crea las sombras?
Quién potencia la Luz?
Y quién se envuelve en lo más profundo de las sombras, sino es el propio Hombre?
Yo fui un Monje. Y mi camino fue largo, cómo es el camino de todos los
Monjes. Y tal vez sea aún más largo, el camino de un Monje, porque no le
caben distracciones.
Ustedes, el tiempo entero, se envuelven en distracciones:
Se distraen naciendo, se distraen caminando, se distraen creciendo.
Conviviendo con la familia. Teniendo amigos, teniendo amores. Sintiendo
la ausencia de las personas, participando de la vida de unos, huyendo de
la vida de otros. Buscando el dinero, haciendo del dinero su Dios,
haciendo del dinero su martirio.
Sin embargo, un Monje, se distrae con pocas cosas.
Yo fui por mi camino espiritual por falta absoluta de otras
posibilidades. No tuve padre, no tuve madre. Fui abandonado en un
monasterio. Y por una profunda gracia, por una profunda suerte, fui
acogido, alimentado y cuidado, en ese ambiente. Crecí cercado por las
grandes murallas del monasterio, pero alimentado. Crecí, teniendo qué
comer, teniendo qué vestir.
Pero veía en todo eso que
era mi historia, que era mi caminata, un gran dolor, un gran
sufrimiento. Todo eso en mi vida, era una gran sombra. Porque estaba
infeliz, estaba viviendo una vida que no quería que fuese mía. Pasando
por experiencias, que no quería que fuesen mis experiencias. Viviendo
dolores, que encontraba que no había elegido para mí.
Algunas veces iba, acompañado por los Monjes, a algún trabajo a la aldea
y observaba a los niños, con sus familias. Y ahí sí, mirando la
felicidad del otro, veía y sufría, pensando en mi infelicidad. Pensando
en cuánto era solamente. Pensando, en el regazo de la madre que no tuve,
en la presencia del padre, del orientador que no tuve. Miraba todo lo
que no tenía.
Y crecí más y mi vida era trabajar y
trabajar y trabajar. Mi sombra se volvió mi trabajo. Porque miraba
aquello y pensaba en cuántas personas tenían todo, más fácil que yo?
Cuántas personas tenían la libertad de trabajar y volver a sus casas? Y
yo me quedaba allí en el mismo lugar, preso en el monasterio.
Y cuando crecí un poco más, mi sombra era pensar que quería salir y no
tenía coraje. Mi sombra, era imaginar otra vida para mí y no tener el
valor de romper con la vida que tenía. Con miedo de que no fuese cierto,
con miedo que el ambiente no fuese favorable, que las personas no me
permitiesen ese camino.
Y después, cuando envejecí, mi
sombra era criticarme por todo lo que no había vivido. Por todo lo que
no había hecho, por las elecciones equivocadas, por mi falta de coraje.
Por haber sido amigo de algunos que me traicionaron. Por haber sido
víctima del desprecio de otros. Por no amar a Dios lo suficiente. Por no
me veía a mí mismo.
Mi vida fue una secuencia de
sombras: dolorosas, tristes. Una secuencia de reclamos. Una secuencia de
un diálogo, donde sólo criticaba. Y no tenía fuerzas para dialogar de
verdad. Y no tenía fuerzas para ver el bien de las situaciones; sólo
veía lo que no era cierto, solo veía el mal, y sólo veía lo que quería
ver.
Y cuando desencarné, cuando morí y fui a un Plano
Espiritual, un Ser, me recibió, en un lugar muy bonito, muy apacible,
pero que parecía un monasterio.
Y pensé, mi Dios! A dónde fui?
A dónde voy? Dónde estoy? De nuevo en el monasterio!
Y la persona me preguntó, quién había sido? Qué había hecho?
Y con los ojos muy dulces, esperó que respondiese.
Y mirando para abajo, aún incompleto y no entendiendo muy bien lo que estaba sucediendo conmigo, dije:
Yo soy un Monje. Fui un Monje toda mi vida entera.
Y aquel otro Ser, un amigo, que me miraba… Él meneó la cabeza y entendí
que él decía que no. Pero era tan dulce aquel no. Era tan comprensivo,
aquel movimiento de su cabeza. Era tan acogedor aquel no, que no me
sentí ofendido, con la negativa de aquella persona. Porque estaba
acostumbrado a defenderme de todo lo que me sucedía. Estaba acostumbrado
a defenderme de las personas, de sus actitudes, de las críticas. Estaba
acostumbrado a mantenerme fuerte en mí mismo. Encerrado en mi mundo.
Defendiéndome, porque así hallaba que tenía que ser.
Pero aquella persona, con aquel meneo de su cabeza, me tocó
profundamente. Y ahí ya no tuve más seguridad de quién había sido, de lo
que había hecho.
Y él miró para mí y me dijo así: No aprendiste hijo mío. Tu vida entera, perseguiste tu sombra.
Y encontré aquella conversación muy filosófica, estaba lejos mismo de
mi comprensión. Pero ahí, él me tocó. Y cuando él me tocó, percibí una
nube que eran mis pensamientos. Percibí cuánto estaba fijo, el tiempo
todo, en las mismas cosas.
Aquel momento de Luz, de
contacto espiritual, me hizo ver que volvía las cosas siempre difíciles.
Siempre nebulosas. Que saltaba de una llama a otra. De un problema a
otro. De una situación difícil a otra. De un comentario negativo a otro,
de un miedo a otro.
Y comprendí que había creado para mi una historia, de una gran sombra.
Y hoy, mi mensaje para ustedes es para que ustedes potencien la Luz. Su Luz.
Potencien su Amor. Su fuerza de Amor.
No se fijen en los problemas.
Dejen que los problemas sean como nubes al viento.
Aunque sean varios días, meses de lluvias, siempre está el sol, siempre
hay una Luz. Pero la Luz no es una subordinada a sus voluntades. No
siempre las cosas suceden como ustedes planean.
Pero hay una Luz en cada acto, en cada movimiento, en cada persona, en cada historia, en cada camino. Ustedes son la Luz.
Potencien su Luz.
Potencien su Bien.
Potencien la Fuerza Interior.
La Luz está en ustedes, y ustedes están en la Luz.
Estaremos trabajando, todo el inicio de este año en la fuerza de la Llama Trina.
En unión con la Llama Azul, Dorada y Rosa.
Estamos trayendo la conciencia de la Fuerza de ustedes.
Reverenciando el Yo Crístico de cada uno.
El Yo Crístico de ustedes y el gran Sol del Corazón.
Potencien el Sol del Corazón. Porque el Sol del Corazón es capaz de limpiar todas las sombras.
En su vida, ustedes siempre pueden ver la sombra y comprender la Fuerza
del Sol. Sentir la Fuerza del Sol, amar la Fuerza del Sol.
Reverencien su Ser Crístico, y sirvan con humildad al Dios que está en todos.
Al servicio de la fuerza de la Llama Trina, Yo Soy el Maestro Lanto. Y
les traigo mi profunda reverencia en el Sol del Amor que eleva.
Reciban.
MAESTRO LANTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario