Por Jennifer Hoffman
Estaba
ayudando a un cliente a prepararse para una importante reunión de
negocios y él me dijo ‘me siento listo, ahora solamente tengo que
venderme a ellos”. Eso trajo a la luz otra discusión de por qué él
sentía que tenía que convencerlos de su valía y estima, y venderles lo
que él tenía que ofrecer.
¿Por qué no podía solamente hacer lo mejor
que pudiese y que esa fuese la base de la decisión? Si él vende
demasiado, se arriesga al excederse, haciendo promesas que no podrá
cumplir, o ir a esa importante reunión de negocios sintiéndose cómo si
fuese a perder, y creando eso a manera de una profecía auto
contemplativa.
¿Por qué sentimos que tenemos que vendernos a los demás,
y convencerlos que somos lo ‘suficientemente buenos’ para ellos,
cuando todo lo que tenemos que hacer es ser lo ‘suficientemente buenos’
para nosotros mismos y dejar que ellos hagan su propia elección?
Finalmente
mi cliente se sintió cómodo con sus preparativos para la reunión
incluyendo una lista de ofertas y más importante, un recordatorio de las
cosas en las que no iba a estar de acuerdo.
De esta forma no se
extendía demasiado haciendo promesas que no podría cumplir. ¿No hacemos
esto cuando tratamos de conectarnos con los demás, especialmente en
situaciones en las cuales queremos ser valorados o sentirnos
conectados, o que creemos que son importantes?
Nos sobre-vendemos,
cedemos demasiado, creemos que tenemos que convencer a los demás de que
somos lo suficientemente buenos en todos los sentidos y entonces ¿qué
sucede?
Acordamos cosas que no podemos o queremos hacer, o nos
involucramos en situaciones que no son para nuestro bien. Pero hemos
invertido tanto en la situación que sentimos que no debemos retirarnos
queriendo que se nos valore a toda costa, haciendo todo lo posible por
lograrlo.
Nuestro deseo de
complacer a los demás nos hace pensar que tenemos que ‘vendernos’ para
convencerlos que deben valorarnos y aceptarnos, desear dedicarnos
tiempo, estar con nosotros o crear una conexión.
Tenemos miedo de que
se nos rechace, se nos menosprecie o ignore y pensamos que esas son
señales de que no somos suficientemente buenos. Sin embargo, en
realidad, la persona que nos rechaza no lo está haciendo por lo que
somos, es por lo que ellos tienen que ser para estar con nosotros.
Tienen que estar a nuestro nivel y frecuencia energética para crear una
conexión valiosa y con sentido, y eso puede ser pedirles demasiado.
Cuando lo vemos desde esa perspectiva, entendemos que no podemos
realmente vendernos lo suficiente a alguien que conoce que el precio de
esa conexión tiene un costo muy alto para ellos.
Lo
mejor y único que podemos hacer es ser nosotros mismos en todo
sentido, ser lo mejor que podemos y brillar con nuestra mayor luz.
Cuando estamos alineados dentro de nosotros mismos de esta forma,
podemos alinearnos con quienes quieran alinearse con nosotros.
No
tenemos que ‘vendernos’ a esas personas, ya ellos saben quienes somos.
No tenemos que convencerlos de nuestra valía, ellos pueden verlo por sí
mismos.
Reflejamos lo mejor de ellos y viceversa. Y ellos no esperan o
quieren que hagamos promesas extravagantes o que nos manifestemos como
si fuesemos insuficientes porque ellos saben que somos, al igual que
ellos, perfectos, plenos y totales en todo sentido.
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Derechos
de autor reservados © 2014 por Jennifer Hoffman. Pueden citar,
traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre
de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: http://enlighteninglife.com
Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
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