DIECISIETE PASOS PARA SER MÁS FELICES QUE DIOS
por Nealse Walsh
He aquí diecisiete pasos que te pueden llevar hasta allí.
1. Pon fin a la Teología de la Separación
Trabaja tu propia vida y tu sistema
personal de creencias para eliminar todo pensamiento de separación de
Dios. Libérate de esa teología, sin más. La Teología de la Separación es
una teología que se empeña en que nosotros estamos «aquí» y Dios está
«allá». Su doctrina nos dice que Dios nos separó de Él en castigo por
nuestros pecados, y que nuestra tarea consiste ahora en volver a Dios,
lo cual sólo es posible si Dios lo permite; y sólo lo hará si obedecemos
sus mandamientos.
Nuestra Patología de la Separación sólo
se curará cuando nuestra Teología de la Separación se sustituya por una
Teología de la Unidad. Debemos llegar a entender que toda la vida es
Una….Es el comienzo de una creación nueva, del hacer realidad la próxima
versión, la más grandiosa, de la visión más grande que hayas tenido
nunca de Quién Eres.
La vida es la expresión de la Unidad
Misma. Dios es la expresión de la Unidad Misma. La Vida y Dios son Uno.
La Unidad es Dios y la vida.. Cuando hemos entendido esto, vemos a Dios
en todos y en todo. Incluso en nuestros yos divinos. Vemos claramente
que somos Dios diosando. Es decir,Dios en el acto de recrearse a sí
mismo. ……
……Toda vida es divina, y cuando tratemos
a toda vida como divina, lo cambiaremos todo. Pues ¿cómo es posible que
un solo aspecto, que una sola Individualización de la Divinidad sea
completamente feliz mientras alguna otra Individualización sea
completamente infeliz? La respuesta es que no es posible. Y así nos
elevaremos unos a otros, para que todos podamos vivirnos a nosotros
mismos siendo «más felices que Dios».
2. Manténte en contacto con quien eres
Recuerda que tú no eres tu cuerpo sino
un alma que realiza con el cuerpo un viaje de gozo. Recuerda que tu alma
es una parte eterna de Dios. Recuerda que Dios y tú sois Uno. …….
Entiende que, por ser Quien Eres, nada
puede hacerte daño, y no necesitas nada para ser absolutamente feliz en
este cuando/donde de tu existencia eterna.
Lo que te digo aquí es que te veas a ti
mismo como a un Ser Espiritual con cuerpo, con la misión sagrada de la
autorrealización y de la autocreación. Empieza por darte cuenta de Quién
Eres de Verdad; después, re-créate a ti mismo en la próxima versión, la
más grandiosa, de la visión más grande que hayas tenido nunca de ese
Quien Eres. Tu tarea diaria, que no es tan difícil como puede parecer al
principio, es la siguiente: Recuerda tu identidad. Retén tu identidad.
Recrea tu identidad.
3. Da a los demás todas las vivencias que buscas tú
El modo más rápido y más fácil de
retener tu identidad es poner a los demás en contacto con la suya. El
modo más rápido para tener cualquier vivencia es hacer que los demás
tengan la misma vivencia. Si quieres vivir tu Yo Divino y tu identidad
verdadera, haz que otro viva su Yo Divino y su identidad verdadera.
Devuelve a las personas a ellas mismas. Esto lo puedes hacer de cien maneras, en mil vidas, en un millón de momentos.
Si quieres vivir cualquier cosa en tu
propia vida, haz que otro la viva en la suya. Si quieres vivir el amor,
haz que otro sea amado. Si quieres conocer la abundancia, haz que otro
tenga abundancia. Si quieres conocer el éxito, haz que otro alcance el
éxito. Si quieres conocer el poder, haz poderoso a otro.
Si quieres conocer la paz, haz que otro
esté en paz. Lo que estoy diciendo aquí es que por donde mejor empieza
la Creación Personal es en otro. Enfócate primero en el otro, siempre en
el otro, no empieces nunca por el Yo, y lo que quiera vivir el Yo se
hará realidad multiplicado por siete. Cualquier cosa que quieras crear
para ti mismo, créala para otro. Esta es la forma más poderosa de la
Energía de Atracción.
4. Ten claro que nada de lo que ves es real
Vivimos en el mundo de la ilusión
Entenderás tu relación verdadera con todo lo que te rodea cuando te
consideres a ti mismo como un ilusionista que contempla sus propios
trucos. Diviértete, como se divierte un buen ilusionista, pero no
olvides ni por un instante que todo es una ilusión. Lo que es más
importante, no olvides que eres tú el que estás creando la ilusión. Por
tanto, procura no perderte en ella.
5. Decide que tú no eres tu «historia»
Para vivir lo que está pasando de una
manera que mantenga tu felicidad,lo más probable es que tengas que
abandonar tu historia. Tu «historia» son todos los datos que has
recogido acerca de lo que te ha pasado en tu vida, y la realidad que te
has fabricado acerca del tipo de personaque eres tú y que son las demás
personas, y de cómo os hicisteis así todos……
La felicidad no la encontrarás nunca en
tu historia; sólo la encontrarás en tu decisión más nueva y más
grandiosa acerca de ti mismo y de los demás. Esto puede significar tener
que decirte a ti mismo, respecto de muchas cosas que han sucedido: «Eso
fue “entonces”; y esto es “ahora”». Ninguna de esas cosas ejerce
ninguna relación sobre lo que está sucediendo en este momento.
……Es importante que entiendas que tu
mente subconsciente no conoce la diferencia entre el Entonces y el
Ahora. Guarda todos los datos en un lugar donde no existe el tiempo. Por
eso te puedes despertar una noche cubierto de sudor frío por haber
soñado con una cosa que pasó hace veinte años. Tu mente subconsciente
(que, dicho sea de paso, controla la mayor parte de los sistemas de tu
cuerpo) no sabe que lo que estás recordando no está sucediendo en
realidad.
Reaccionar es ni más ni menos que lo que
la misma palabra indica. Es actuar (accionar) otra vez como actuaste
antes. Éste es un camino que conduce con toda seguridad a la
infelicidad, pues la felicidad máxima se encuentra en la creación, no en
la reacción.
Lo que estoy diciendo aquí es que lo que
te está invitando a hacer la vida es a vivirte a ti mismo y vivir el
momento que estás viviendo en cualquier cuando/donde determinado, tal
como tú quieres vivirte a ti mismo, y no como solías vivirte a ti mismo.
Se te invita a que renuncies a tu
identidad anterior, a que abandones tus ideas viejas acerca de ti mismo,
y a que te figures que la vida ha vuelto a comenzar para ti ahora
mismo, al menos en lo que respecta a las decisiones más importantes
respecto de quién eres y de cómo te van las cosas. En algunos círculos, a
esto se le llama volver a nacer.
6. Ten sólo preferencias
Muchas personas se hacen infelices a sí
mismas simplemente porque les resulta imposible aceptar la vida tal como
se está presentando aquí mismo, ahora mismo. Nada les parece lo
bastante bueno y nada está bien del todo. Como en el cuento de la
princesa y el guisante, estas personas no pueden sentirse cómodas de
ninguna manera con su situación ni sus circunstancias, con su entorno o
con sus compañías. Nada funciona, nada es lo bastante bueno, lo bastante
rápido, lo bastante grande. Son unas personas que siempre encontrarán
el motivo para no ser felices del todo, mientras exista eso que llamamos
tiempo meteorológico. No son capaces de celebrar lo que es, sino que
necesitan, más bien, quejarse de lo que no es.
Celebrar o quejarse: ésta es la opción
de cada momento. Si eliges lo primero en vez de lo segundo, tu vida
podrá llenarse de sonrisas para siempre. Verás, existe una manera de ser
más felices que Dios, y consiste en no exigir que nada sea diferente en
ningún sentido de como es ahora mismo.
Esto no significa que no aspires nunca a
cambiar nada. Sí que significa que no bases tu felicidad en si se está
produciendo o no ese cambio. Es una cuestión de dejar de vivir la vida a
base de adicciones y pasar a vivirla a base de preferencias.
Siempre podrás saber si tienes adicción a
algo, en vez de simplemente preferirlo, observando si la falta de ese
algo te hace perder la felicidad.
La idea para la vida consiste en
convertir tus adicciones en preferencias. Encontré por primera vez este
concepto en el libro extraordinario de Ken Keyes Hacia la expansión de
la conciencia. Recomiendo a todos este libro de visión profunda.
Las adicciones se transforman en
preferencias por el sencillo método de observar sinceramente cuánto te
perderías de verdad si no tuvieras lo que crees que quieres y que
necesitas aquí mismo y ahora mismo. Suele ser con frecuencia mucho menos
de lo que te piensas.
Lo que estoy diciendo aquí es que,
mientras se esté viviendo la vida, siempre habrá algo que celebrar. Ver
el vaso medio lleno, más que medio vacío, es algo más que un aforismo
ñoño. Es la clave de la felicidad perdurable.
Si sales de tu historia el tiempo
suficiente para echar una mirada a la vida con sinceridad y para darle
una oportunidad, advertirás que la vida te está presentando ahora mismo y
casi a cada momento todo lo que necesitas para estar satisfecho y en
paz. Lo único que tienes que hacer para vivirlo así es cambiar tus
requisitos para este momento presente.
El cambio de requisitos es muy sencillo,
en realidad. No es más que una cuestión de cambiar de opinión acerca de
lo que necesitas ahora mismo. La verdad es que no necesitas nada en
especial. La «Necesidad» es una de las Diez Ilusiones de los Seres
Humanos. No es real. A ti te puede parecer un desafio asumir esta idea
dentro de tu realidad vital, pero quizá no te cueste tanto esfuerzo ver
que la mayoría de las cosas que te parecía que no podías vivir sin ellas
no las necesitabas en realidad. Habrás encontrado una manera no sólo de
existir sin esas cosas, sino de sonreír, reír y ser feliz sin ellas.
El «Requisito» es otra de las Diez
Ilusiones de los Seres Humanos (puedes ver la lista completa, con su
explicación, en el Apéndice). Es la ilusión de que existe algo que debes
tener absoluta y necesariamente para poder vivir. Pero no hay nada que
debas tener aparte de lo que ya tienes ahora mismo, que es el Yo tal
como es en realidad. No puedes morir, y tu vida no puede terminar,
porque tú eres la vida misma manifestada. Cuando hayas entendido esto,
ya no temerás a la muerte, y entonces ya no temerás a la vida. Tampoco
volverás a sentir una necesidad apremiante y visceral de nada en
particular. Esto lo cambia todo.
7. Ve la perfección
Velo todo tal como es: el suceso
perfecto, que viene en el momento perfecto para proporcionarte la
oportunidad perfecta de expresar de la manera perfecta aquello que es la
Perfección Misma. En su relación personal contigo, la perfección es el
Yo que has elegido ser y que ahora optas por demostrar y vivir.
Ésta es una cosa que la mayoría de la
gente no es capaz de admitir y que se niega a reconocer; pero es la
verdad acerca de ti; y Dios lo sabe. Lo que he aprendido yo a
consecuencia de mis tratos directos con Dios es que yo soy íntegro,
Completo y Perfecto tal como soy. Y tú también lo eres.
Esto se aplica igualmente al sabio y al
pecador, al ángel y al canalla. En el mundo de Dios no hay pecadores ni
canallas. Sólo hay Individualizaciones de la Divinidad, algunas de las
cuales han olvidado Quiénes Son de Verdad.
En cada uno de los momentos dorados del
Ahora tenemos la oportunidad de aprovechar ese momento, y todo lo que
encierra y ofrece, para recordar Quiénes Somos de Verdad; y, a
continuación, para demostrarlo. La vida nos otorga los dones de la
eternidad y del infinito para que podamos conocernos a nosotros mismos
en nuestras propias vivencias… y para que, después, nos recreemos a
nosotros mismos de nuevo en la próxima versión, la más grandiosa, de la
visión más grande que hayamos tenido nunca de Quiénes Somos.
Éste es el proceso que llamamos
evolución. Éste es Dios diosando. Lo que estoy diciendo aquí es que no
juzgues ni condenes a las personas ni los sucesos que te pone delante la
vida, sino que mantengas la conciencia plena de que tú, tú mismo, te
los has atraído, para que puedas cumplir todas las posibilidades de la
vida, su promesa y su propósito.
8. Sáltate el drama
Recuerda que nada tiene más significado
que el que tú le atribuyas. Repítelo mentalmente, en silencio, en
cualquier momento de estrés o de alteración: Nada tiene más significado
que el que yo le atribuyo. Es una variante de las palabras de
Shakespeare que acabamos de citar, y la primera vez que las vi
expresadas de este modo fue en Un curso de milagros. Estas diez palabras
pueden cambiar toda tu manera de vivir la vida. Pueden frenar en seco
el drama. Pueden partir por la mitad la confusión y la angustia
emocional. De hecho, pueden llegar a eliminarlos por completo.
Apréndete de memoria esas diez palabras y
utilízalas a modo de mantra cuando te parezca que se te está
estropeando el día… o la carrera profesional, o la vida de pareja, o
cualquier otra cosa que hayas preparado y trabajado con tanta
dedicación. Recuerda que en muchos casos en que parece que se nos está
estropeando la vida, lo que pasa es que se nos está arreglando por
primera vez.
Cuando yo me alteraba por las cosas
cuando era niño, mi madre me decía: «¿Qué importancia crees que tendrá
esto cuando tengas noventa años?».
Esto me tranquilizaba un poco, evitando
que cayera en excesos emocionales que no eran buenos para nadie, y mucho
menos para mí. «Si crees que dentro de noventa años vas a estar sentado
en tu mecedora, en el porche de tu casa, preocupado por esto,
preocúpate ahora. Si crees que entonces vas a estar alterado por esto,
altérate ahora. Si no lo crees, déjalo sin más.» Esto es lo que me decía
mi madre. Me encanta esta palabra, «déjalo». Respira hondo y relájate.
Lo que estoy diciendo aquí es que no te precipites a ponerte en modo de
«reacción» en cuanto aparezca una energía negativa. Trabaja duro contigo
mismo para quedarte en el espacio de «creación». Date cuenta de que lo
que estás viendo puede ser simplemente el funcionamiento de la Ley de
los Opuestos, que ejerce su efecto en el Proceso de la Creación
Personal. Adopta una postura de agradecimiento siempre que puedas. . . y
no dudes en servirte del humor para alcanzar esa postura. Yo he
descubierto que el mejor es el humor con el que te ríes de ti mismo.
Es lo mejor de todo, sin discusión. Para
acabar con los reveses y el drama innecesario de mi vida, todo lo que
tengo que hacer es reírme de mí mismo. Es una excelente medicina.
9. Entiende la tristeza
No es lo mismo la tristeza que la infelicidad. ¿Captas la diferencia?
Tu tristeza no tiene por qué hacerte
infeliz. Tu tristeza, como señal de tu situación en tu camino evolutivo,
puede servirte de confirmación interior de la profundidad de tus
sentimientos y, por tanto, de quién eres como persona y como ser
espiritual.
Cuando alguien te haga daño, permítete
sentir tristeza. Y sobre todo cuando haces daño a otra persona, permite
que tu arrepentimiento vaya acompañado de tristeza. Otórgate a ti mismo
el don de la tristeza, y verás cómo sanas más deprisa de todas las
vivencias que te inspirarían la tentación de olvidarte de tu identidad
plena.
Lo que estoy diciendo aquí es que tu
tristeza acerca de cualquier cosa no debe impedirte ser más feliz que
Dios, más feliz de lo que fuiste antes. La felicidad es acumulativa.
Cuanto más la sientes, mayor se hace.
10. Deja de discutir con la vida
Una gran proporción de la falta de
felicidad que sentimos en nuestras vidas es consecuencia de nuestros
juicios de valor. Tendemos a juzgarlo todo. A las personas que nos
rodean, las circunstancias que presentan éstas, los hechos del momento
y, naturalmente, a nosotros mismos.
Hay personas que no pierden una sola
oportunidad de adoptar su postura de juicio de valor. Es casi como si
estuvieran juzgando la vida misma. Constantemente.
Lo que resulta especialmente interesante
acerca de la mayoría de los juicios humanos es que la gente ni siquiera
se basa en una medida objetiva para llegar a sus conclusiones. En
general, aplican una vivencia anterior, sus ideas propias, su propia
«historia», como base para tomar una decisión sobre otra persona.
Naturalmente, nunca se les ocurre que
bien podrían ser sus propias vivencias, sus ideas, su «historia», las
que estén algo desviadas. He observado esto con el distanciamiento
suficiente para llegar a la conclusión de que probablemente yo mismo lo
esté haciendo así. Por eso me he esforzado mucho en sustituir los
juicios a los demás por la reflexión sobre mí mismo.
Cuando siento la tentación de juzgar a
los demás, miro dentro de mí para determinar cuándo obré yo de esa
manera en mi vida; cuándo produje yo esos resultados en mi vida; cómo es
posible que yo cometiera tales errores en mi vida.
De pronto, me llega una oleada de compasión que barre los juicios de valor y que hace imposible una condena por mi parte.
Lo que estoy diciendo aquí es que en un
corazón que tiene amor no hay lugar para los juicios de valor. Pero
recuerda que juzgar no es discernir, y observar no es juzgar. Saber
discernir es muy saludable, y hacer observaciones es muy natural. Una
observación dice: «Esto es así». Un juicio de valor dice: «Esto no debe
ser así».
Sobre todo, no te juzgues a ti mismo;
pues Dios no te juzgará jamás. No; ni ahora ni nunca. Esta es la verdad
que está detrás de la verdad. Esta es la verdad que no se puede
pronunciar. Esta es la blasfemia de entre las blasfemias.
El Juicio y la Condena se cuentan entre las Diez Ilusiones de los Seres Humanos. Sencillamente, no son reales.
11. Abandona todas las expectativas
Nada representa un obstáculo mayor para
la felicidad duradera (o incluso para la felicidad a corto plazo) que
las expectativas. Abandónalas ahora mismo y no vuelvas a albergarlas
jamás, acerca de nada ni de nadie.
Olvídate de cómo crees que «deben ser»
las cosas. En el universo no existe el «debe ser». El «debe ser» es una
invención humana que no tiene nada que ver con la realidad última. Debes
saber que los giros y los desvíos que nos apartan del camino que
creíamos que íbamos a seguir no son rodeos en absoluto, sino que son el
camino más rápido que conduce de donde estamos a donde queremos estar.
De lo contrario, no lo seguiríamos.
Confía en que Dios sabe lo que hace.
Debes saber que la vida siempre está conspirando a tu favor. Entiende
que las expectativas no son más que la idea que tienes acerca de algo, y
que esta idea no tiene ni puede tener en cuenta el tejido complejo de
los viajes vitales que todos emprendemos de manera secuencial y
simultánea, en la vivencia cocreativa y colectiva del Alma Única
expresada a través de los Muchos.
Dicho de otro modo, aquí pasan más cosas
de las que se aprecian a simple vista. Hay más de un programa de
trabajo. El objetivo es único, pero el proceso es múltiple.
Si eres consciente de ello
constantemente, descubrirás que el hecho de aferrarte a las expectativas
sólo sirve para encrespar el Plan Perfecto y su representación en el
escenario de la vida por todos los actores.
Lo que estoy diciendo aquí es que las
expectativas marcan un límite al modo en que defines la perfección, y
que este límite constriñe tu creación de la perfección misma. Por tanto,
no esperes nada y acepta todo lo que recibas. Acoge todo lo que se
presente. Ama lo que es.
12. Ten compasión contigo mismo
No te consideres «malo» por ninguna
vivencia negativa con que te encuentres ahora (aunque tengas la
sensación de que «te lo mereces» o de que«tú te lo has buscado»; de
hecho, sobre todo si tienes esta sensación). En vez de ello, ten
compasión con tu propio Yo y sabe que Dios te ha dotado del poder
interior necesario para cambiarte a ti mismo, para cambiar tus motivos,
tus conductas, tus circunstancias externas y tu vida misma, de aquí a un
instante.
Recuerda siempre que tú no eres tu
pasado; que tú no eres quien eras ayer, ni siquiera quien eras hace un
momento. Que cada nuevo día, cada nuevamhora, cada nuevo momento,
señalen un nuevo comienzo. Aunque estés en elmúltimo momento de tu vida,
no será demasiado tarde para declarar tu próximanidentidad, la más
grandiosa, y para asumirla.
Lo que estoy diciendo aquí es que la
transformación es una cosa instantánea-momentánea, que tenemos abierta y
disponible a cada segundo. La vida comienza de nuevo cuando tú lo
dices. Por eso, sé delicado contigo mismo acerca de ti mismo. Perdónate
con un beso tus (supuestos) defectos, debilidades y faltas, y recuerda
siempre lo siguiente: si te vieras a ti mismo tal como te ve Dios,
sonreirías mucho.
13. Di tu verdad en cuanto la conozcas
La mayor lección que he aprendido en mi
vida está relacionada con la verdad. No existe la Verdad Absoluta en el
sentido objetivo; pero sí existe la verdad subjetiva; existe lo que es
verdad para ti; y esto tiene una importancia extraordinaria para tu
vida.
Aspira a vivir de manera auténtica;
aspira a ser plenamente tú mismo; pues cuando vives enseñando sólo la
mitad de ti, dando a conocer sólo la mitad de ti, expresando sólo la
mitad de ti, es cuando tienes garantizada la infelicidad. corazón; pues
la verdad eleva el espíritu, la verdad libera la mente, la verdad abre
el corazón y la verdad enciende la pasión y libera el amor del alma.
14. Observa las energías, atrapa las vibraciones
Observar las energías que te rodean.
Escuchar las energías. Percibir las vibraciones. Éstos son los tres
niveles de la recepción. Puedes recibir energías viéndolas, oyéndolas y
sintiéndolas.
La energía que ves se llama luz. La
energía que oyes se llama sonido. La energía que sientes se llama
sentimiento. El sentimiento es el lenguaje del alma.
Presta atención a las energías de la
vida. Las estás recibiendo y enviando a cada instante. ¿Están en
resonancia las energías que envías con las energías que recibes?
La felicidad es el estado de resonancia
más elevado. Esta noticia es muy interesante, pues significa que la
felicidad no es algo que nos caiga del cielo, sino que es algo que
podemos crear.
Para crear felicidad te basta con crear
resonancia entre tu interior y tu exterior. Por ejemplo, puedes
conjuntar la energía de la ropa que te pones con el estado de ánimo en
que te encuentras hoy. De hecho, esto lo haces de manera automática.
Puedes conjuntar la energía de los alimentos que comes con la energía de
tu cuerpo en cualquier momento dado.
Estos ejemplos son sencillos. Aprende a
escucharte a ti mismo. Siente las vibraciones de quien eres, y no hagas
nada ni estés con nadie de una manera importante si las vibraciones no
concuerdan.
Yo soy incapaz de ir a ver una película,
ni de escuchar música, ni de comer algo, ni de ponerme ropa, ni
siquiera de decir palabras ni de albergar pensamientos con los que no
esté en resonancia. Estas cosas las sientes. Puedes pasar la mano por
encima de unos alimentos y sentir, literalmente, si te sientan bien
ahora mismo. Puedes sentir a la gente, los espacios, los colores y…
sentirlo todo, si prestas atención. Presta atención a tu vivencia
exterior y presta atención a tu vivencia interior. Asegúrate de estar en
resonancia con las personas, con los lugares y con las cosas que te
rodean.
Y escucha. Simplemente, escucha.
Escuchar es un gran arte. ¿Sabes que puedes hacer felices a las personas
con sólo escucharlas? ¿Sabes que te puedes hacer feliz a ti mismo a
base de escuchar a los demás? Escuchar es una de las maneras más ricas
de hacer el amor. Está cargada de gratificaciones, cargada de gozo.
Intenta absorber todo lo que está pasando en tu espacio. Después, mira a
ver si hay concordancia. Y si no hay concordancia, rehuye ese espacio.
Lo que estoy diciendo aquí es que,
cuando sigues este paso, tienes muchas más posibilidades de ser feliz.
No hace falta «seguir la corriente» para poder «llevarse bien». Presta
atención a la energía, capta las vibraciones, y si está en resonancia
con Quien Eres y con Quien Eliges Ser, fusiónate con ella y cocrea con
ella. Pero si la energía y las vibraciones no están sincronizadas con
Quien Eres y con Quien Eliges Ser, apártate de ellas. No de manera
brusca, ni grosera, ni con juicios de valor, sino con suavidad, con
dulzura, con delicadeza, con amabilidad… y con decisión. No cambies de
opinión diciéndote: «Bueno, esto lo puedo aguantar…». Cambia tu
vivencia.
Prestar atención a las energías y a las
vibraciones de la vida te puede hacer cambiar tu alimentación, tus
hábitos de lectura, lo que ves en televisión y en el cine, tu manera de
vestir, tu manera de hablar… hasta te puede hacer cambiar de compañías.
Da la bienvenida a estos cambios. Son los primeros pasos del viaje a la dicha.
15. Sonríe
Esto puede parecer una tontería, pero es
uno de los recursos más poderosos que me he encontrado en mi vida.
Sonríe cinco veces al día sin ningún motivo especial. Y, desde luego, y
claro está, sonríe en seguida, ampliamente, cuando sí tengas algún
motivo para sonreír.
Hay personas que no sonríen nunca, o muy
rara vez. No son capaces de sonreír ni siquiera cuando todos los
presentes se están riendo a carcajadas. Estas personas pueden ser
simplemente tímidas, o pueden tener un dolor profundo. Pero lo
importante es saber que la sonrisa es capaz de curar estas dos
dolencias. La sonrisa no tiene por qué ser un mero acto reflejo. La
sonrisa puede ser un acto deliberado e intencionado. Cuando lo es, se
convierte en un acto de creación y, por tanto, en una herramienta
poderosa. Sonríe con facilidad y comparte con facilidad tu sonrisa con
los demás. Iluminarás tu corazón, e iluminarás también el lugar donde
estés.
Hace años encontré un libro estupendo, Sonríe, aunque no tengas motivo, de Lee L. Jampolsky. Léelo; lo encontrarás maravilloso.
Lo que estoy diciendo aquí es que ¡hay
que sonreír más! La sonrisa cambia, verdaderamente, las vibraciones de
tu cuerpo. Modifica fisiológicamente la química de tu ser. Libera
endorfinas de efecto salutífero. ¿Lo sabías? Lo dice la ciencia médica, y
es verdad.
16. Canta
Si lo anterior te pareció ñoño, ¡a ver
qué te parece esto! Canta.Quiero que me prometas que vas a cantar una
vez al día por lo menos. Prométemelo. Lo cambiará todo. No puedes cantar
con mala disposición. Y no puedes mantener una mala disposición
mientras cantas. ¡Canta todas las mañanas en la ducha!. ¡Canta en el
coche!. Canta bajito aloído de tu persona amada. Canta en voz alta en el
parque. ¡Mira cómo se ilumina lo que te rodea!. ¡Mira cómo aparecen las
sonrisas! ¿ Crees que alguien puede resistirse a una persona que está
cantando? ¿Crees que puede resistírsele el mundo?
Cantar conecta la mente con el corazón y
el corazón con la mente. De manera que canta. ¡Te reto a que lo hagas!
Lo que estoy diciendo aquí es que las herramientas y los recursos con
los que podemos crear la felicidad son muy sencillos, tienen una
sencillez elegante. Y los tenemos delante. ¿De qué estamos hablando
aquí? De dar. Observar. Escuchar. Sentir. Sonreír. Cantar. ¡Dios mío,
son cosas que no nos cuestan nada!
17.Sabe lo que debes hacer cuando las cosas están verdaderamente mal
Está claro que hay ocasiones en que las
cosas están verdaderamente mal. Eso no se puede cambiar ni con todo el
pensamiento positivo del mundo. Las cosas son lo que son. No puedes
taparlas, ni fingir, ni convertir una cosa en lo que no es. Qué hacer,
qué hacer… En primer lugar, no te resistas a lo que está pasando. A lo
que te resistes, persiste. Te va a parecer raro, pero… bendícelo.
Bendice a todas las personas y todos los hechos que te están
desilusionando, que te están asediando, que te están asaltando como
flechas lanzadas desde lejos.
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