por David Topi
Todos
conocéis y sois conscientes del papel que juega el Sol como dador de
vida para todo lo que existe en el Sistema Solar. Es nuestra principal
fuente de energía, que se manifiesta, sobre todo, en forma de luz y
calor.
Contiene más del 99% de toda la materia del Sistema Solar y
gracias a que ejerce una fuerte atracción sobre los planetas, los hace
orbitar a su alrededor, en un movimiento helicoidal, y mantiene la
estructura estable.
Hace ya varios meses, en este otro artículo,
hablamos del rol de cada sistema planetario dentro del sistema solar, y
hoy vamos a hablar específicamente del rol del Sol y de sus emisiones
energéticas, como contenedoras de la información que hace evolucionar
todo lo que existe bajos sus dominios.
“Nuestro sol es el centro de todo un sistema planetario, al que sostiene, organiza y vivifica. Si el movimiento de los planetas es considerado como la imagen misma de la armonía universal es precisamente porque los planetas giran alrededor de un centro que mantiene este equilibrio maravilloso. Si el Sol desapareciera del lugar que le corresponde, en el centro, sería un caos”. Omraam Mikhaël Aïvanhov
Las llamaradas solares
Según
la explicación científica que hacemos de las erupciones solares, estas
se definen como una explosión en el Sol, que ocurre cuando la energía
almacenada en campos magnéticos, usualmente localizados encima de las
manchas solares, es soltada repentinamente. Las llamaradas producen un
estallido de radiación a través del espectro electromagnético, desde las
ondas de radio hasta los rayos-X y los rayos-gamma.
La
comunidad científica clasifica a las llamaradas solares de acuerdo a su
brillo en rayos-X, en el intervalo de 1 a 8 Angstroms. Existen tres
categorías: las llamaradas de clase X son grandes; son eventos de gran
magnitud que pueden desatar apagones en las ondas de radio en todo el
planeta, así como tormentas de radiación de larga duración.
Las
llamaradas de clase M son de tamaño mediano, pueden generalmente causar
ligeros apagones en el radio que afectan a las regiones polares de la
Tierra. Comparados con los eventos de tipo X y M, las llamaradas de
clase C son pequeñas y de consecuencias poco notorias para nosotros.
La parte y el papel espiritual del Sol
Ahora
vamos a hablar de lo que hace el Sol y que no se ve, o no se entiende,
en nuestra comunidad científica. Primero, el Sol es un ser consciente,
como lo es la Tierra, o lo son cualquiera de los planetas del sistema
solar. Alberga vida, pero vida de niveles evolutivos que no somos
capaces ni de imaginar.
El Sol para este tipo de seres no es el Sol que
nosotros vemos y, por lo tanto, hay un cierto tipo de vida consciente
que no tiene ningún problema en usar estrellas, como la nuestra, como
“campo base” para su evolución y aprendizaje, como nosotros usamos la
Tierra para la nuestra.
Esta vida consciente, trabaja mucho más en
consonancia y en colaboración con la entidad-consciencia solar (yo
suelo llamarle el logos solar, cuestión de terminología), para el
mantenimiento del resto de la vida, a todos los niveles, en el sistema
que rige.
El Sol es, además, un gran acumulador energético
de información. Prácticamente todo lo que nos llega en forma de energía
consciente desde el centro de la galaxia o desde cualquier otra zona de
la misma, suele ser acumulado y retenido por el Sol, y luego reenviado a
los diferentes cuerpos planetarios en la forma que ya conocemos, de luz
y erupciones solares, que no son otra cosa que la manifestación física
que nosotros vemos de un “envío de información urgente”, saliendo
disparado de la oficina de correos (el Sol) hacia sus destinatarios (los
diferentes cuerpos del sistema solar).
Es en estas
llamaradas o erupciones solares, donde todos aquellos seres que “viven”
en él (a falta de mejor término), programan, preparan y codifican los
diferentes paquetes de información que son luego transmitidos hacia el
interior del sistema solar.
El hecho de que nosotros solo veamos el
estallido electromagnético de plasma saliendo de la fotosfera, la capa
más superficial de la atmósfera solar, por no estar en el nivel
evolutivo y frecuencial donde podríamos percibir lo que realmente va en
esas llamaradas, nos impide ver la codificación energética y la
información que es enviada hacia las diferentes conciencias planetarias,
y niveles de vida en su interior, en cada una de las erupciones.
Modulación consciente de la información
Hace
algún tiempo, aquellos que llamamos nuestros guías, nos explicaron el
funcionamiento de los paquetes de información que son enviados desde el
sol, como influyen en la vida orgánica y en los cuerpos energéticos de
todos los planetas, pues, como podréis suponer, la vida consciente y el
Sol mismo no trabaja solo para mantener a la Tierra evolucionando.
La
modulación y el tipo de onda que es emitida (el tipo de llamarada o
erupción) depende de la vibración unida de todos esos seres, que, en
conjunto con el Logos Solar, introducen y programan, elevan o bajan,
modulan o amplifican, las ondas electromagnéticas que son dirigidas
luego hacia cada rincón del sistema solar con la información adecuada
para el tipo de vida en ellos.
Composición de los paquetes de información
Estos
paquetes de información no son más que fotones para nosotros, unidades
electromagnéticas, que forman la luz que recibimos de nuestro astro,
pero con una carga de información en formato numérico y geométrico que
incorporan múltiples capas vibracionales, cada una de ellas destinada a
una cosa distinta y a un receptor (sistema planetario) distinto.
Cada
vez que se emite una determinada llamarada solar, pues no son aleatorias
sino producidas conscientemente, la información proyectada está tanto
destinada a incorporarse a alguno de los cuerpos energéticos de Neptuno,
como a ayudar al desarrollo de la vida en Mercurio o en la Tierra,
siendo la definición de “vida” algo mucho más extenso de lo que podemos
imaginar si solo nos ceñimos a lo que conocemos en nuestro planeta.
Como
ya podéis suponer, la intensidad de una llamarada solar depende también
de la distancia a recorrer por la misma. Para hacer llegar un cierto
tipo de información codificada hasta Urano hay que emitir con más
intensidad que si solo se envía algo a Venus. Ya me entendéis.
Trabajando conscientemente con estos paquetes
Desde
hace tiempo, yo soy los que se paran regularmente de cara al sol y
conscientemente invito a los fotones de luz con información a que sean
recogidos por mi pineal y sean integrados por mi sistema energético, y
mi ADN, en un intento de trabajar conscientemente con esta información
que llega constantemente.
Evidentemente, los códigos que nos sirven a
los seres humanos, de todo lo que llega en un solo paquete de “luz”, un
fotón, no son más que una millonésima parte (por decir algo) de la
información que realmente va en cada una de las emisiones energéticas
que realizan, ya que, como hemos dicho, están destinadas a trabajar en
un entorno macro, planetario.
Es importante comprender que no solo en
una llamarada solar van paquetes destinados a los seres humanos o a la
Tierra, sino que tienen que emitir vibraciones distintas para todas las
razas que existen (y formas de vida) en todos los planetas del sistema
solar, por lo que aquello que un humano puede usar realmente de uno de
esos paquetes de forma individual y personalizada es muy poco.
Bloqueo de las emisiones solares
Hace
ya más de un año, hice uno de los cursos que Nassin Haramein y su
equipo imparten, una introducción al trabajo de este científico sobre la
estructura del espacio y otras cosas que ya sabréis los que le vayáis
siguiendo o leyendo.
Por segunda vez en mi vida, oí el mismo consejo:
trabaja con el sol, no lo bloquees en tu vida, deja que los rayos de luz
conscientemente inserten en tu ADN los paquetes de información
necesarios para tu crecimiento y evolución.
La primera vez fue en un
libro que hablaba de conspiraciones para bloquear la luz solar, hace más
de 10 años, y en aquel momento no tenia ni idea de que diablos me
estaban hablando.
Y es que, como ya estaréis suponiendo,
si la absorción de paquetes de información en nuestro ADN es lo que nos
hace evolucionar, aquellos que no están por la labor de dejarnos hacerlo
se buscan la vida para, precisamente, bloquear la llegada de estos
paquetes o al menos distorsionarlos.
Ya conocéis los famosos chemtrails,
y esta es una de las múltiples funciones que tienen, sin embargo, lo
que posiblemente no conozcamos tanto, son los otros tipos de bloqueos y
barreras puestas al respecto.
En una de las múltiples
sesiones de trabajo, un buen día, salió el tema de los chemtrails, que
derivó en la explicación de que, además, nuestras élites y sus amigos off-planet
llevan tiempo colocando alrededor del planeta, para disminuir la
recepción de estos paquetes de información, escudos (de nanotecnología)
que distorsionan los paquetes de información y desvían la mayoría de
ellos.
Este tipo de “nanobots” suspendidos por encima de la atmósfera,
justo debajo de la orbita de los satélites de comunicaciones, rebotan,
bloquean y cambian la modulación de lo que nos llega (lo que pueden), y
nos decían, nuestros guías, que es una guerra constante entre aquellos,
los que nos asisten y los van desmontando y rompiendo (los escudos), y
las razas y grupos que los vuelven a poner y colocar.
Nos explicaban
que, tanto aquellos que “emiten” desde el logos solar, como aquellos que
asisten al planeta desde ahí fuera, eran muy conscientes de ello, y
estaban trabajando mucho para que la información necesaria pudiera
llegar a los planos energéticos de la Tierra sin obstáculos.
Mucho más
desarrollado estaría el ser humano a nivel de conciencia y de ADN si
desde los tiempos del inicio de nuestra historia manipulada hubiéramos
recibido el 100% de los códigos destinados a hacer avanzar la vida
consciente y orgánica sobre el planeta Tierra.
Recepción de instrucciones
Sin
embargo el Logos Solar y sus “habitantes” no son solo los que deciden
que tipo de codificación se envía hacia el interior del sistema solar,
sino que la evolución del conjunto depende de las instrucciones
recibidas de la jerarquía inmediatamente superior a nuestro sol, esto
es, de sistemas solares “mayores” y del centro galáctico.
En este
aspecto, algunos ya sabéis que nuestro sistema solar es un sistema
binario, la llamada hipótesis de Némesis explica la existencia de una
estrella menor acompañando al Sol y rotando a su alrededor.
Así como
Némesis con su mini-sistema solar propio, en formación, depende de
nuestro sol para la recepción de la energía e información evolutiva que
lo hace crecer, nuestro sol depende de sistemas solares más grandes y
más cercanos para recibir las mismas instrucciones.
En este caso, muchos
conoceréis también la teoría que postula que el sistema solar también
orbita alrededor del sol central de la constelación de las Pléyades,
llamado por nosotros Alción, así como Alción y su sistema estelar
también orbita alrededor de otros puntos mayores, aunque todos sean
dependientes, evidentemente, del centro del Logos Galáctico, el nombre
que le damos a la conciencia del Ser que es nuestra Vía Láctea.
Así,
las “instrucciones”, por llamarlo de alguna forma, sobre los diferentes
tipos de paquetes energéticos que deben transmitirse para el
funcionamiento armónico de todos los componentes planetarios y
estelares, funcionan como si de torres de radio que retransmiten las
ondas de un punto a otro se tratase, como si en nuestro Sol hubiera una
especie de antena energética, que hace de “receptor” entre el Sol y
Alción, y de ahí al centro galáctico u otros puntos intermedios.
Nada
es dejado al azar o es casuístico en la evolución de todo lo que sucede
en nuestro sistema solar, pero todo queda muy lejos de lo que
conocemos, entendemos y, en muchos casos, somos capaces de creernos.
Quizás ahora, conociendo la importancia de las emisiones y llamaradas
solares para nuestra propia evolución como raza, entendamos porque es
tan importante para nuestras elites bloquear la luz del sol, meternos
miedo con el mismo, generar patrones en nuestro subconsciente que
provoquen reacciones físicas, quemaduras, canceres de piel, etc., etc. Y
es que, como me recuerda siempre un buen amigo, en este planeta en el
que vivimos “nada es lo que parece” :—).
No hay comentarios:
Publicar un comentario