Sincronizando los Corazones
Por Sarah Varcas
17 de Marzo 2015
Este
eclipse total de sol ocurre a las 9:47 GMT el 20 de marzo en el grado
final del zodíaco. Un eclipse aquí habla de conclusión a gran escala.
Las cosas que estaban al alcance de la mano y a las que no pudimos
acceder, desaparecen; las oportunidades pospuestas para un ‘mejor
momento’ se disuelven; las riquezas acaparadas pierden su valor.
Este
grado del zodíaco lleva hasta su cierre grandes ciclos de tiempo y
cambio, temas y patrones de vida importantes. Un eclipse aquí nos
recuerda que el cosmos tiene su propio itinerario, entretejiendo su
designio a lo largo de nuestras vidas con o sin nuestro consentimiento.
Estamos enfrentados con la elección de sincronizar nuestro reloj interno
del corazón con aquel de los cielos u ocupar nuestra propia zona de
tiempo – a veces en sincronización, a veces fuera de ella, luchando por
imponer nuestra propia programación al desenvolvimiento de la creación
sagrada.
Las terminaciones que ahora enfrentamos, sean pérdidas,
decepciones o cierres liberadores, nos recuerdan la necesidad de una
alineación profunda y comprometida con la fuerza divina de aquí en
adelante, a medida que ésta se abre camino en nuestras vidas.
Los
ciclos que ahora terminan ofrecieron ciertos retos, oportunidades y
sabiduría emergente. Ellos requirieron de elecciones, cuyos resultados
distantes enfrentamos ahora. Los que se hicieron en alineación con el
imperativo evolutivo de despertar revelan nuevos inicios poderosos en el
horizonte cercano, que cristalizan mientras hablamos.
El coraje que
tuvimos nos permitirá cosechar recompensas de libertad y paz profunda.
Las decisiones tomadas bajo el temor, desde un corazón a la defensiva,
revelan ahora el desvanecimiento de un yo futuro aun mientras lo
observamos: las oportunidades se perdieron, ya pasó el tiempo para la
acción.
Podemos sentirnos apesadumbrados con culpa o arrepentimiento,
tristeza o dolor. Pero independientemente del dolor de este momento, hay
consuelo y esperanza a mano.
Este eclipse nos conecta con
el 1997, llevando a un cierre ciclos que comenzaron entonces. Sea lo
que la vida nos exigió en ese punto, el cosmos ahora nos devuelve la
respuesta que dimos. Al avanzar hacia el amanecer de un nuevo milenio
muchos hablaban de desastre, otros de liberación.
La vida adoptaba
un sentido de urgencia y las energías que han puesto a prueba al máximo
nuestro temple en años recientes comenzaban a dejarse sentir
tentativamente. Un eclipse el 9 de marzo de 1997 liberó hacia la
conciencia colectiva una visión de finalización, de iluminación.
Se
encendió una llama en la psiquis humana, más brillante que antes, que
nos llamó a acercarnos y a recordar nuestra faz original, justo visible
en las sombras danzantes. Se despertó un conocimiento más profundo en
muchos y su semilla se plantó en muchos más. Fuimos cambiados desde ese
momento aunque no lo supiésemos.
Desde entonces nuestra tarea ha sido
saberlo, vivir íntimamente con lo divino, con el universo, la fuerza de
Dios. Para descubrir cuán profundamente somos guiados y dirigidos por
fuerzas cuya influencia se extiende mucho más allá de cualquier cosa
previamente conocida.
En 1997 fuimos en verdad concebidos, en este
eclipse nacimos del mismo, austero e innegable, hermoso y nutricio, la
verdad en todas sus facetas y su gloria: riguroso y gentil, en la
oscuridad y en la luz.
No den la espalda. Sea lo que
vean en este momento, en la oscuridad simbólica de un sol oscurecido, no
den la espalda. Sea lo que sea, no puede disminuir al yo auténtico
interno.
Este Yo Real tiene poder, tiene peso. El desafía los propios
cimientos de la vida tal como la conocemos. El se niega a conformarse a
nociones irreflexivas del bien y el mal, a los dictados del valor y la
valía que deshonra la riqueza interna.
El ve a través del artificio, se
ríe frente a la vergüenza y lo niega todo excepto la verdad valiente y
hermosa. El mundo no está listo para el Yo Real y así todo este emerge,
en ustedes y en mí, en la psiquis colectiva que se tuerce y da vueltas
para acomodar un conocimiento más profundo de que nada es lo que parece.
El Yo Real emerge cada vez que nos detenemos y esperamos, sintiendo la
integridad del momento, el ritmo profundo y pulsante del corazón
unificado, guardián de nuestro despertar colectivo.
Crece en fortaleza y
poder cada vez que honramos su sabiduría por encima de todas las
expectativas y exigencias del mundo exterior que lo niega todo menos lo
que se pueda contar, comparar y negociar. El Yo Real sabe que el pensar
nuestros propios pensamientos es el único sendero a la libertad,
mientras el mundo sigue exigiendo una conformidad ciega y el Yo Falso
concuerde con ello.
El poder de este eclipse solar
eliminará los lentes de cristales rosados y los velos que esconden la
verdad. No podemos detenerlo ni podemos elegir posponer nuestro propio
despertar.
Este – justo aquí, justo ahora – es el final de la negación,
el final del sacrificio, el final del soslayar. Esta es la vida en toda
su gracia terrible y su belleza aterradora. Nacimos para esto: una
confrontación visceral, ineludible, innegable con el corazón de Todo Lo
Que Es.
Podemos saludar este eclipse con pena o éxtasis, en libertad o
ataduras, pero donde quiera que nos encontremos estamos viviendo la vida
configurada por las elecciones hechas, los compromisos honrados, las
promesas rotas y las traiciones puestas en acción desde que el espíritu
colectivo fue llamado al despertar para no dormir más.
Cada momento
desde entonces ha sido un paso en el sendero del despertar. Sea que esos
pasos nos hayan llevado más profundamente hacia la verdad o hacia las
sombras, no tiene impacto en su poder.
Cada uno ha configurado quienes
somos y la relación que ahora tenemos con el yo auténtico y sagrado
interno. Somos precisamente lo que hemos provocado ser. El punto al
cual hemos negado la verdad o sacrificado su consecución en aras de
seguridad revela el punto al cual debemos cambiar ahora y crecer en
formas aun más vitales y transformadoras.
El pasado se ha
ido. Nunca este planteamiento fue tan cierto, porque las segundas
oportunidades – terceras y cuartas – se han disuelto todas. Las
oportunidades perdidas pueden no regresar. Tuvimos nuestra oportunidad e
hicimos con ella lo que creímos correcto.
Ahora aquí estamos ante el
gran cierre de un ciclo cósmico, revisando la configuración del mismo en
nuestras vidas, invitados por el cosmos a una reflexión profunda en
cuanto a cuál es la mejor forma de avanzar a partir de aquí.
Suelten:
sea arrepentimiento o culpa, dolor o tristeza por las oportunidades que
se han ido. No eran para ustedes o nosotros en esta vuelta. Hay nuevas
oportunidades que nos esperan del otro lado del sol oscurecido. Ellas
traen una promesa de sabiduría y esperanza de libertad de todo lo que
nos retuvo antes.
El reloj cósmico continúa su tic-tac durante nuestro
despertar a medida que nuestros corazones se sincronizan para responder,
esta vez sin vacilación, escuchando el llamado de lo divino para
priorizar la verdad por sobre todas las cosas.
Sarah Varcas
©
Sarah Varcas 2015. Todos los derechos reservados. Se permite compartir
libremente este artículo en su totalidad si se otorga crédito total a la
autora, se distribuye libremente y se incluye la URL www.astro-awakenings.co.uk
Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
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