Jesús a Través de Juan: Se reconocerán a sí mismos como los más maravillosos seres divinos
16 de Diciembre de 2012
En
el momento de tu despertar – el evento más importante que se ha
producido jamás en la historia humana – está ya casi sobre ustedes.
Muchos se sienten ansiosos cuando los detractores sugieren que nada
importante va a suceder, y dentro de tu entorno ilusorio, un ambiente
que te parece muy sólido, muy real, casi permanente, es muy fácil creer
en esas energías negativas.
¡No! Pide ayuda a los reinos espirituales cuando recen o mediten, la
recibirás en abundancia, y entonces te encontrarás experimentando una
sensación de paz y confianza que reemplazará los pensamientos ansiosos o
preocupantes que les han estado molestando.
Vas
a despertar a menos que tomes una decisión muy fuerte de no hacerlo, y
luego mantengas esa decisión, a pesar de todo el amor que fluye en tu
campo de energía empujándote hacia el estado de vigilia.
Tu
intención constante, desde el momento de la separación aparente, ha
sido que, cuando oyeras el llamado de Dios, despertarías del mundo de
los sueños, deprimente y agotador, a la Realidad divina de tu Padre,
donde todo lo que Él crea tiene su existencia en alegría eterna.
Has
estado escuchando Su llamada y quieres despertar. Debido a que es Su
Voluntad y la tuya hacerlo, ningún otro resultado es remotamente
posible.
Hay muy, muy pocos en el planeta que aún no han iniciado el proceso de
alinearse con la voluntad de Dios, porque todos han sido influenciados
en gran medida por la gran afluencia de las energías divinas que fluyen
para ayudarles a hacerlo.
A
menudo es una elección, una decisión que la mayoría de ustedes han
hecho muy por debajo del nivel de conciencia limitada que experimentan
como seres humanos encarnados.
Si
quieres despertar, y sin embargo, sólo eres consciente del miedo a no
hacerlo, entonces relájate. Has tomado la decisión y despertarás.
Dios
quiere tu felicidad eterna, y no hay absolutamente ningún juicio que Él
haya hecho que requiera de cualquier persona cumplir castigos,
mortificaciones, sufrimientos o sacrificios de cualquier tipo.
Él es amor. Sólo hay amor. Nada de lo que no está en alineación perfecta
con el amor existe. Suelta esas preocupaciones totalmente irreales e
inquietudes, con la certeza de que vas a despertar en la Nueva Era de la
alegría sin límites, donde se reconocerán como los más maravillosos,
seres divinos, brillando resplandecientes en la gloria reflejada de amor
infinito de tu Padre para todos en Su creación.
Tu
casa, tu hogar, donde perteneces, es en la presencia de Dios, que no
consiste en un estado atemorizado postrado delante de Él, sino
co-creando con Él felizmente en una serie continua de aventuras
agradables y edificantes.
Eres
amado por tu Padre de una manera que es imposible describir de alguna
manera significativa, así como Su alegría de saber que estás
experimentando el estado de bienaventuranza divina que Él creó para ese
único propósito.
El
espera tu regreso a casa, tu despertar – porque realmente nunca han
salido de casa, del cielo, de Su Presencia eterna – con la expectación
de un padre esperando la inminente llegada de su Hijo muy amado de un
viaje largo y arduo.
Su
reencuentro – nuestro reencuentro, porque toda la creación espera con
entusiasmo y expectación este evento maravilloso – con Dios, glorificará
el placer exultante de ese instante vibrante, vivo e inalterable.
Emociónate, vive el entusiasmo anticipado de las maravillas divinas que saludan tu despertar en esta ocasión trascendental.
Está
muy cerca, casi se puede sentir, tocar, ver, y escuchar los acordes
jubilosos de la música que acompañaran tu magnificente ceremonia de
llegada en la bienvenida que ha sido preparada tan amorosamente para
este evento absolutamente fascinante.
Tu
viaje está casi terminado, así que, continúa manteniendo tu Luz en alto
y sólo ofrece aliento de amor a todos aquellos con quienes te
relaciones entre ahora y ese momento grandioso, porque, por supuesto,
los estás trayendo a casa contigo, a la Presencia divina que es su
Padre.
Tu hermano que te ama, Jesús.
Traductor: Rossana Carmona
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