DE: ELSA LUCÍA ARANGO... "¿QUÉ VA A PASAR EL 21 DE DICIEMBRE?"...
Erróneamente se ha anunciado el 21 de diciembre como la fecha del fin del mundo.
Pensar en el fin del mundo es una interpretación incorrecta de las profecías mayas.
Por
estos días millones de personas se están haciendo esta pregunta: ¿qué
va a pasar el 21 de diciembre? En lo visible, probablemente nada, o al
menos nada diferente a lo que ha estado ocurriendo en los últimos años.
No va a ocurrir el fin del mundo anunciado tantas veces, en tantas
épocas y en tantas culturas.
Pero
en lo invisible, en lo intangible, con seguridad va a ocurrir algo
grandioso: millones de seres humanos entrelazarán sus corazones y mentes
para pensar, sentir, agradecer y honrar a la Tierra, a la Madre Tierra,
nuestro Hogar.
La
humanidad está pendiente desde hace varios años de lo que va a pasar el
21 de diciembre del 2012, fecha que erróneamente se ha anunciado como
la del fin del mundo, según una profecía maya que en realidad nunca fue
hecha en los términos apocalípticos que no pocos le han querido
atribuir. Para tranquilidad de todos, los mayas nunca pronosticaron el
fin del mundo.
Lo
que sí hicieron fue cálculos astronómicos asombrosos, acompañados de
una especial manera de contemplar el Universo y sus fenómenos, incluidos
los ciclos del tiempo y la evolución de los seres en la Tierra: la
cosmovisión maya.
¿Qué va a ocurrir ese día?
No solo sucederá el solsticio de invierno para el hemisferio norte -que es para nosotros el fin de un ciclo estacional, relacionado con el fin de año-,
sino que, de acuerdo con la cosmogonía maya, termina un ciclo de 5.125
años llamado Cuenta Larga, que se inició el 13 de agosto del 3114 a. C.
Lo
extraordinario de esta coyuntura es que, según estudiosos mayas, en
esta ocasión el Sol va a encontrarse en un punto de cruce particular de
la Vía Láctea denominado 'Xibalbá be', relacionado con la llamada por
los mayas Grieta oscura, cercana al centro de la galaxia, hecho que
ocurre cada 25.600 años aproximadamente, el tiempo que tarda el Sol en
recorrer todas las constelaciones zodiacales.
En
ese particular momento -se presume- van a estar alineados la Tierra, el
Sol y esa Grieta oscura, o el espacio vacío o negro de esta galaxia. En
términos occidentales, esto parece significar que el Sol se situará en
una posición especial en relación con un agujero negro galáctico (los agujeros negros son fenómenos ya bien conocido por los astrónomos modernos). Para los mayas, en esta Grieta mora Dios inmanifestado.
Por lo tanto, el 21 de diciembre del 2012 coincide con el final de tres calendarios: el estacional terrestre con el solsticio (365 días), el final del calendario de la Cuenta Larga Maya (5.125 años) y el final de un gran ciclo solar alrededor de las constelaciones zodiacales (25.600 años).
Procurando
interpretar lo que han dicho ancianos y ancianas del Consejo Maya, y
estudiosos de su sabiduría, al colocarse el Sol en esta posición el día
21 de diciembre, la humanidad va a entrar en un nuevo ciclo, un gran
amanecer marcado por la energía de esa Grieta: luz divina,
espiritualidad y conciencia.
Esta
energía no va a penetrar de repente el 21 de diciembre. De igual forma
que antes del amanecer ya se vislumbra una claridad, esta luz de
conciencia ya ha comenzado a iluminar el planeta: desde hace alrededor
de cinco años se han desarrollado prácticas en forma masiva que antes
solo eran de dominio de unos cuantos: meditación, yoga, vegetarianismo,
etc. Y se han sentado las bases de movimientos globales que defienden
derechos tanto de seres humanos como de animales y plantas a todo nivel;
redes sociales que apoyan causas en pro de la justicia, en especial la
reivindicación de la mujer y los niños.
Por
tratarse de un momento con un enorme sentido espiritual, de un evento
profundamente constructivo y no destructivo, los ancianos mayas insisten
en que no se le dé el carácter apocalíptico que se le está dando a esta
fecha, debido a incorrectas interpretaciones de su saber ancestral por
parte de investigadores y divulgadores occidentales.
Tanto
es así que algunas de las instrucciones que han dado para prepararse
correctamente para este día no tienen nada que ver con construir
búnkeres, tener reservas de comida y agua o prepararse para el fin del
mundo.
En el encuentro de Chichén Itzá del 22 de julio del 2011, los ancianos mayas aconsejaron "irse
preparando con el cultivo de la alegría de vivir, el espíritu de unión
en la familia, en cada grupo y en la sociedad, darle su lugar digno a la
mujer, estudiar las tradiciones sagradas, acercarse a la naturaleza,
cuidar la salud, comer de acuerdo con la estación del año; cultivar el
amor en sus expresiones más elevadas en las relaciones con quienes nos
rodean, compartir siempre nuestros logros y posesiones; practicar
momentos de introspección; vestirse con colores claros y usar cortinas
blancas en el hogar para aminorar los efectos de las radiaciones".
¿Qué hacer este viernes?
Los
ancianos también subrayan que este evento ha concentrado la atención de
la gran mayoría de la humanidad, gracias a la divulgación con que ha
contado en los medios masivos de comunicación y, por ello, invitan a
usar esta confluencia de pensamientos, emociones y expectativas para
conformar una gran antena humana que reciba de forma consciente la
energía que llegue ese día.
Que ese pensamiento colectivo esté enfocado en un solo objetivo: generar
una gran fuerza espiritual que invoque y despierte la conciencia del
cuidado, amor y compasión por todos los habitantes del planeta,
incluidos no solo los humanos sino también los vegetales, los animales,
las aguas, el aire, el suelo, el subsuelo. Para lograrlo no hay que
hacer grandes cosas, pero sí buscar grandeza en la actitud de cambio.
Es
pensar y sentir que estamos formando parte activa de una humanidad que
madura y aprende a cuidar de todos y de todo a su alrededor, evitando
los individualismos y construyendo una mentalidad colectiva de amor y de
servicio.
Es
imaginarnos y sentirnos vinculados por lazos de paz, como si formáramos
parte de una gran red que nos une a todos los humanos, red que se
vuelve una antena que recibe esa energía generada no solo por la
posición de los astros, sino por la convergencia de tantos corazones
preocupados por el futuro de la humanidad, procurando dar lo mejor de
sí.
Se
trata de trabajar juntos en unidad de propósitos, dispuestos a
despertar las capacidades, talentos y virtudes que nos hacen realmente
humanos. Buscar que nuestras mentes y corazones unidos formen, al menos
por un día, una sola humanidad, preocupados y dispuestos a las acciones
que ayuden al planeta, entendido no solo como la estructura terrestre,
sino incluyendo a todos los seres que lo habitamos.
Ese
día, en el mundo entero habrá personas de diferentes culturas, lenguas y
religiones haciendo rituales, ofrendas, meditando y orando. Todos en
comunión, más allá de las barreras raciales, sociales, religiosas o
lingüísticas.
Si puede hacerlo, vaya al campo, conéctese con la Tierra en su dimensión más pura. Irradie felicidad y pensamientos positivos.
Participe
con otros en las muchas actividades positivas que van a llevarse a cabo
ese día. Ore por el bienestar de sus familiares, amigos y de las
personas con las que ha tenido diferencias o enemistad. Piense en los
demás antes de pensar en su propio beneficio. Interiorice que usted es
uno más de un colectivo que, si hace el bien y todos procuramos hacer lo
mismo, habrá felicidad, alegría y paz.
Si
está en la ciudad, haga lo mismo, congregándose con personas que
busquen el mismo propósito de amor y servicio; o vaya, así sea por pocos
minutos, a un centro de oración en el que se sienta cómodo: iglesia,
oratorio, sinagoga, mezquita -por mencionar algunos-. Será una
oportunidad única en la que usted puede estar seguro de que una parte
importante de la humanidad estará haciendo lo mismo.
Con
la llegada del 21 de diciembre, el conocimiento maya alcanzará algo
extraordinario: lograr que confluyan, a lo largo y ancho del planeta,
millones de voluntades en un mismo propósito.
Será,
como dicen los mayas, el principio de un nuevo ciclo en el cual todos
formaremos parte consciente de una profunda y positiva transformación de
la humanidad y del planeta.
Sobre la autora de la nota
De
Manizales, Elsa Lucía Arango se graduó en Medicina en la Universidad
Javeriana. Se especializó en terapias alternativas. Es una de las
expertas en bio-energética más reconocidas del país.
Por: ELSA LUCíA ARANGO
17 de Diciembre del 2012
Para EL TIEMPO
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Publicado por:ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
http://loqueheaprendidode.blogspot.com
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