Desapego es soltar lo viejo sin que lo nuevo no haya llegado aún
Nisargadatta
Nos encontramos en crisis cuando
sentimos caducados nuestros modelos mentales y todavía no tenemos claro
cómo serán los nuevos. El programa de pensamiento que hace años resolvió
nuestra vida y que, incluso, fue bienvenido en su instalación y puesta
en marcha, también tiene su momento de caducidad y decadencia.
Cuando un
modelo de vida llega a su declive, comenzamos a experimentar un “vivir
de manera plana”, sin el chispazo de creatividad y sin ese sentir de que
todo encaja. Atravesar este espacio de tránsito entre el final de lo
viejo y el comienzo de lo nuevo, es tarea delicada.
Son momentos de
confusión que, a menudo, remueven emociones dolorosas, antiguas y
tapadas. Y sucede que ante la muerte del viejo programa y la emergencia
de lo nuevo, lo que realmente alumbra el túnel de acceso, es poner
conciencia y respirar el dolor almacenado de las viejas sombras que
enturbian nuestra calma.
En tales momentos, soltar es una idea
clave. Dejar partir y caminar muy atentos por el filo de la navaja. Son
tiempos en los que el cada día tan sólo da oxígeno para el momento
inmediato y para resolver las pequeñas cosas.
Sucede que tan sólo el
hecho de darse cuenta de lo que pasa, ofrece claves para acelerar
agonías y levantar la cortina de unas pupilas que todavía tenemos medio
cerradas. Son tiempos de avanzar casi a oscuras, atentos a cada paso
que, por pequeño que sea, disuelve ansiedades y pincha memorias
virtuales y pasadas.
La libertad, tal vez, no está en romper
relaciones con ésta o aquélla persona que nos incomoda. La libertad
comienza por soltar dentro de uno mismo, y más tarde, cuando logramos
que la conducta de dicha persona no nos afecte, todo cambia, ella sola
se retira, se muere o simplemente la trasladan a otra tierra.
La
naturaleza es sabia y cuando toca renovar las hojas del otoño, soplan
suaves brisas que las separan de las ramas. La vida entonces se renueva y
la mirada se ensancha. Para desapegar los hilos dependientes que un día
hemos tejido con otras personas y convertirlos en relación
independiente y sana, pasaremos por soltar dependencias y fluir por al
abismo del presente, atestiguando lo que pasa.
La libertad comienza por observar a la
mente que piensa, experimentando que el veedor no es lo visto y que la
identidad Real del sí mismo no es la mente que piensa, sino más bien la
consciencia que la observa. El ojo no se ve a sí mismo, y si el yo es
capaz de darse cuenta del pensamiento, es que el pensamiento no es el
yo, sino del yo, de la misma forma que pueda ser “mi” chaqueta.
Para
despegarnos de la mente egoica, primero hay que abrir ese Ojo que ve el
propio discurrir de las ideas y atestiguar el proceso que éstas siguen
cuando brotan y se asocian.
Como dijo el sabio: Ábranse a lo nuevo,
amigos, y detengan las suposiciones que, en realidad, no son más que
memorias pasadas. Tal vez nos aguardan experiencias que creíamos
deseables pero todavía imposibles, vivencias que para llegar, tan sólo
requieren que ustedes se suelten y se abran.
Permitan entrar al destino
que, cada día, co-creamos con nuestros pensamientos e intuiciones
maravillosas. Déjense abrazar por El Espíritu, y hoy, en algún minuto de
la jornada, levanten el corazón al cielo y respiren esperanza.
En realidad, lo viejo se desprende
mientras lo nuevo avanza. La eternidad aguarda para hacernos libres del
tiempo, para recobrar la Unidad perdida y observar la sonrisa del alma.
Desapego es soltar lo viejo sin que lo nuevo no haya llegado aún.
Fuente: http://www.facebook.com/JoseMariaDoria/posts/451587068238490
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