América Latina, unánime frente a una eventual agresión de EE.UU contra Siria
07-09-2013
Las naciones de América Latina
son casi unánimes frente a la jornada mundial de ayuno y oración por la
paz en Siria, proclamada desde el Vaticano. Y no solo se trata de los
países cuyos Gobiernos se solidarizan abiertamente con Damasco.
Venezuela
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dice que a excepción de
“la derecha fascista” y “los seguidores de Pinochet”, la población se
sumará este sábado a la vigilia propuesta por el papa Francisco. El
gobernante asistirá en persona y pide a sus compatriotas no “creer que
porque los misiles van a caer en Siria (…) no va a influir en la vida
del resto del planeta”. “¡Claro que va a influir!”, afirmó Maduro.
A finales del mes pasado, el mandatario venezolano condenó
“decididamente cualquier intento de parte de las potencias imperialistas
de lanzar ataques militares contra territorio sirio, teniendo como
pretexto el ataque con armamento químico ejecutado por desconocidos el
21 de agosto pasado”, según rezó un comunicado difundido por la
Cancillería del país.
Maduro tiene claro que el plan de EE.UU. y sus aliados, previamente
probado en Libia e Irak apunta hacia “la conquista de los ricos
depósitos petrolíferos de la región y garantizar mercados para los
productos occidentales” a través de la muerte y destrucción. Ellos,
dijo, “han armado y entrenado escuadrones de terroristas en Siria con el
objetivo de establecer y conservar el control sobre el país”.
Bolivia
En Bolivia, la tarea de convocar “a los fieles y a las personas de
buena voluntad a unirse en oración y ayuno” quedó en las manos de la
conferencia episcopal. Las autoridades laicas no comentaron la petición
del papa Francisco, no obstante, las eclesiásticas prometen una
importante afluencia a las parroquias de quienes desean paz a Siria.
Por su parte, el presidente boliviano, Evo Morales, a menudo plantea
el tema de Siria en sus ruedas de prensa. Tiene la certeza que
Washington inicia una guerra tras otra con el fin “de apoderarse de
recursos naturales tales como petróleo y hasta reservas de agua dulce”.
Por no poder establecer dictaduras militares, como lo hizo en el
pasado, en las condiciones actuales EE.UU., dice Morales, está empleando
una estrategia diferente: la de “provocar conflictos internos en
ciertos países con el objetivo de tener un pretexto para la
intervención”.
Chile
Chile es uno de países de la región donde no se observa una simpatía
especial por el Gobierno actual de Siria. Sin embargo, el presidente
Sebastián Piñera se pronunció en contra de una intervención militar
unilateral en la guerra que se lleva a cabo en el país árabe.
“El Gobierno de Chile es partidario que cualquier acción militar se
haga en el contexto de la institucionalidad multinacional que es
Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad y no por decisión unilateral
de uno o un grupo de países”, explicó en mandatario.
Uruguay
“La guerra no se resuelve introduciendo más guerra presuntamente más
justa”, insistió la víspera el presidente de Uruguay, José Mujica. “El
único bombardeo que vemos admisible en Siria es con leche en polvo, con
galletas y con comida, no armas ni bombas”.
Argentina
Con una especial rigurosidad han sido declaradas las posturas de los
países más desarrollados económicamente de Sudamérica en la recién
clausurada cumbre del G-20 en San Petersburgo.
“A las muertes no se las soluciona con más muertes”, recalcó la
presidenta de Cristina Fernández de Kirchner apenas llegó a la norteña
ciudad rusa para asistir a la reunión. “Una intervención militar sería
nefasta”, dijo en más de una ocasión, “No hay nada peor que la guerra”.
“Más allá de algunas posturas, primó la no intervención en Siria”,
concluyó al término de la discusión con otros líderes del G-20 en un
sorprendente contraste con las declaraciones del Departamento de Estado
estadounidense al respecto.
“La opinión mayoritaria era la de no
intervención”, reiteró.
La postura de la presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff, respecto a la situación en Siria ha evolucionado bastante a lo
largo de los dos años y medio del conflicto en el país árabe. Desde el
inicio condenaba el uso de la fuerza en la dispersión de las
manifestaciones antigubernamentales en Damasco y otras ciudades.
Actualmente centra sus comentarios en la injerencia del extranjero en
Siria y comparte con otros países latinoamericanos su preocupación por
este motivo.
Brasil
Rousseff fue la más concisa en sus declaraciones públicas sobre los
eventuales bombardeos del territorio sirio entre los mandatarios
participantes de la cumbre en San Petersburgo. “Brasil no reconoce una
acción militar en Siria sin la aprobación de la ONU”, dijo la
presidenta.
A una de las mujeres presidentas, sin precisar cuál de las dos, su
par ruso, Vladímir Putin, atribuyó el juicio más rotundo sobre la
eventual agresión de Estados Unidos y la OTAN contra Damasco.
Putin
recordó que un fundamento legítimo para aplicar la fuerza lo da el
derecho a defenderse, pero, dijo, “Siria, según se sabe, no agrede a
Estados Unidos”. La otra posibilidad legítima de usar la fuerza es la
que ofrece una decisión de la ONU, continuó el mandatario ruso.
“Según dijo ayer una de las participantes de nuestra discusión
–citó–. Los que actúan de otra manera se ponen ellos mismos fuera de la
ley”.
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