Por Sarah Varcas
22 de abril de 2014 a la(s) 21:56
"A
medida que la Cruz Cardinal alcanza exactitud nos encontramos con la
oportunidad de dar un paso fuera de la conciencia y las preocupaciones
de cada día hacia un paisaje totalmente nuevo, en el que los cuatro
elementos, aire (Marte en Libra), fuego (Urano en Aries), agua (Júpiter
en Cáncer) y tierra (Plutón en Capricornio), presentan todo lo que
necesitamos para comenzar de nuevo si optamos por hacerlo.
Este
evento cósmico trae la noción de satori a la mente: la experiencia del
despertar como se enseña en la tradición Zen budista, que a veces no se
plantea como una liberación bienvenida sino como una fuerza de tal poder
que destroza todo lo que es conocido dejando a su paso al despierto
efectivamente roto, pero libre.
Satori encarna el trauma del despertar,
el quiebre del ser y el alma en el momento del reconocimiento de que
ambos son dioses falsos diseñados para mantenernos a salvo en nuestras
estrechas, pequeñas vidas.
Si comparamos esto con el objetivo de
reemplazar un ser indeseable por otro más deseable, inherente a muchas
enseñanzas espirituales, podemos llegar a apreciar el orden de
experiencia totalmente diferente disponible para nosotros ahora.
El
monje trapense Thomas Merton describió una vez al amor como "la única
fuerza revolucionaria capaz de producir algo nuevo".
Estas palabras
también resuenan con la energía de esta semana, porque el amor es la
fuerza bruta de este potencial de transformación que nosotros, la raza
humana, hemos tratado de reducirlo a corazones y flores, a yo te rasco
la espalda si rascas la mía, y a la condicionalidad que exige todo tipo
de sobornos antes de hacer el compromiso.
Las fuerzas cósmicas alineadas
ahora se burlan de tales asociaciones inconsecuentes con la fuerza más
poderosa en el universo y no las tolerarán más.
A medida
que transitemos a través de esta semana inmersos en los rayos de esta
rara alineación, podríamos pasar por alto con demasiada facilidad la
importancia vital de este momento. Podemos seguir buscando refugio en lo
familiar, permitiendo el cambio, pero sólo en la medida en que nos
sintamos cómodos con él: cambio condicional en nuestros términos.
O
podemos buscar una experiencia de transformación que venga como un
regalo, satisfaciendo nuestras necesidades para que se vea y se sienta
de cierta manera, llevándonos a un destino en particular.
Pero
cualquiera y todas las nociones preconcebidas de lo posible deben estar
abiertas a retos en este momento, listos para ser sacados del agua en
todo momento para hacer espacio para un completo orden de experiencia,
de la que no podemos imaginarnos sino hasta que haya llegado.
Esta
es una época revolucionaria, no hay duda al respecto. Conceptos y
expectativas viejas están siendo destrozadas, no importa que tan
sagradas pudieran haber sido para nosotros. La vida no es lo que
pensamos ni lo que somos. La fuerza de la vida se eleva hasta tomar
control de nuestras vidas, sin tabúes y con poco respeto por lo que
pensamos que "debería" estar ocurriendo en estos momentos.
Y en tiempos de tal espíritu revolucionario, como Thomas Merton reconoce, el amor es un aliado vital, "la única
fuerza capaz de producir algo nuevo”. Porque si no podemos suavizar
nuestros bordes del ego para permitir una perspectiva radicalmente nueva
o abrazar a los demonios dentro de nosotros mismos y de los demás, en
realidad nada cambia.
Todo lo que hacemos es volver a crear a partir de
los mismos ingredientes viejos, creyéndonos que seremos formados como
nuevos.
Este momento no volverá a nosotros. Habrá otros en
su momento, de un orden y una resonancia diferente, para ayudarnos a
avanzar a través de los aspectos más intransigentes de nuestra psique,
pero esta oportunidad en particular es una forma rara y valiosa.
Si
somos capaces de abrirnos a su energía y decidimos permitir que el
cambio sea lo que es necesario y no lo que nosotros ordenamos que sea,
podemos descubrir que el despertar es más poderoso de lo que jamás
concebimos, ni de lo que pudiéramos imaginar. Que este introduce
completamente un nuevo orden de ser que no tiene que ver con felicidad,
satisfacción personal o vivir la vida que queremos.
En cambio, el
despertar se nos revela ahora como la esencia misma de la entrante era
de Acuario que exige que vivamos en un estado de confianza radical, en
un reconocimiento de que si podemos soñarlo, es demasiado pequeño para
estos tiempos y que si lo queremos con todo nuestro corazón, entonces
nuestro corazón aún necesita expandirse más allá de sí.
Lo
que sea que creamos que es la transformación y el despertar, la Cruz
Cardinal trae un nuevo comienzo que desafía todas las nociones, que nos
recuerda que saber es limitar la posibilidad y creer es imponer una
forma a un universo que ni siquiera hemos comenzado a entender ".
Por Sarah Varcas
Traducción: Esther Abreu
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