Ya
estamos en la Luna Nueva de Febrero, en Acuario, de este año. Cada Luna
Nueva, a pesar de que es el momento del mes cuando el Sol y la Luna
forman una conjunción, algo que ocurre cada mes, nunca describen, ni
evocan las mismas energías planetarias.
NUNCA, en nuestras vidas, hay dos lunas nuevas iguales. Extraordinario, verdad?
El signo de Acuario, así como sus planetas regentes, que son dos
enemigos mitológicos, Saturno y Urano, el primero, hijo del segundo y el
causante de que Urano desaparezca de la Mitología.
Fué Saturno quien
castró a su padre Urano y luego de dicho evento, poco se escucha del
dios Urano, pero Saturno a partir de ese momento, se come todos sus hijos, ante el temor que
le pase lo mismo que a su padre, en manos de uno de sus propios hijos.
Aún así, engañado por su mujer, cuando nace Júpiter (Zeus), se come una
piedra envuelta en un trapo en vez de a su hijo y cuándo este crece,
después de haber sido criado por mortales, vuelve y destrona a su padre y
se convierte en el supremo Dios de los Dioses.
Hay una extraña mezcla
de conservadurismo y excentricismo en Acuario. Por un lado, este signo
siente un impulso difícil de controlar de separarse de la manada, pero
por otro, necesita mantener esa lucha y para que esto tome lugar, se
deben mantener esas estructuras contra las que lucha.
Personalmente, siento que Acuario describe las energías de Urano,
pero una y otra vez, reconozco los coletazos de Saturno en este signo.
Esta Luna Nueva en Acuario forma una T-cuadrante con los Nodos Lunares
que se encuentran en el ángulo Escorpio-Tauro.
El tema del dinero ganado
por los propios esfuerzos y ese otro dinero al que podemos tener acceso
pero que nos deja en deuda, se manifiesta. Cómo liberarnos de nuestras
deudas y al mismo tiempo de nuestra dependencia en el dinero de otros,
de nuestra fascinación con las cosas materiales, en la lucha por
elevarnos espiritualmente.
Acuario también nos habla de la SOLEDAD de estar fuera de la manada.
Cuando seguimos al pie de la letra el impulso anti-establecimiento de
Acuario, terminamos fuera del grupo y por tanto SOLOS.
Por eso hay algo
terriblemente Acuariano en los científicos, en todas aquellas personas
que se dedican fervientemente a una profesión hasta tal punto que se
olvidan de socializar, de compartir. Cuanto más saben, más aislados.
Con
quién compartir ese conocimiento que han adquirido a través de la
dedicación y las horas de estudio y concentración en la tarea?. Los
astrólogos somos bastante Acuarianos.
La soledad Acuariana, se cura con la enseñanza Pisciana,
comprendiendo que TODOS somos UNO, y que todo lo que aprendemos viene
del trabajo que otros realizaron antes que nosotros y que de nuestro
trabajo se beneficiarán todos aquellos que vienen después de nosotros.
No estamos desconectados jamás. Nuestra imaginación se nutre de todo lo
que vemos y sentimos desde que nacemos. De todo aquello que ya existía
cuando llegamos al mundo.
Esta Luna forma un sextil a Eris, la reina del inconformismo, la que
no se doblega, quien ha estado en Aries desde que todos los que estamos
vivos nacimos. Eris nos conecta con nuestra ira ancestral, sobre todo
con nuestra ira femenina ancestral.
Si te encuentras en situación tensa
con otra mujer, analiza que es lo que esta persona te activa en tu
interior. En vez de justificar el porqué te enoja desde afuera, mira
hacia dentro y descubre desde donde viene la ira. Quien nos enoja,
simplemente pone el dedo en una herida abierta, que rehusa cerrarse.
Esta Luna también forma un trígono a Ceres, la Gran Madre, las
relaciones madre-hija también tienen su momento de reajuste, pero de una
forma más armónica.
Urano, en conjunción a Pallas, forma una
semi-cuadratura a la Luna y el Sol, activando una vez más el grito de
independencia de nuestras propias dependencias emocionales, en nuestro
interior.
La lucha hacia la liberación personal, para poder convertirnos
en quien realmente somos, está activada por esta Luna Nueva en Acuario.
No la desperdicies. Busca en tu interior, y descubre que te encadena.
Finalmente, Mercurio, Marte, Quirón y Neptuno prácticamente juntos en
Piscis, nos conectan con nuestra necesidad de reconocimiento de nuestra
humanidad, con la verdadera compasión por el todo y por cada uno de
nosotros.
Todos estos planetas forman un trígono a Saturno en Escorpio,
un recordatorio más que todos sufrimos, que no existe aprendizaje sin
dolor, y que deberíamos comprender qué es en el dolor que todos somos
UNO, al igual que en el amor. El amor también nos conecta al dolor
ancestral y todo esto es parte de ser humanos y de estar vivos.
Acuario puede ser frío y desconectado del dolor ajeno, al igual que
Urano. Pero para eso está Piscis, para recordarnos de aunque nos podemos
sentir fuera de la manada, en realidad no lo estamos.
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