Jesús a través de Juan: No hay regreso
La
excitación está creciendo entre ustedes — los portadores de la Luz y
los trabajadores de la Luz — a medida que sienten intensificar las
energías del Campo Divino de Amor.
Todos
ustedes están haciendo un maravilloso trabajo demostrando el Amor de
Dios por la humanidad, viviendo lo que saben es su verdad,
ejemplificando la paz y el no involucrarse, y rehusando responder con
palabras o acciones poco amorosas cuando aparentemente están siendo
atacados.
Ustedes
están notando que ese enfoque funciona muy bien verdaderamente, aunque
inicialmente tenían graves dudas de su efectividad.
El Amor es la respuesta a cada problema, asunto, o situación a la que se
enfrenten, y esa verdad está siendo traída a casa muy positivamente a
ustedes cada vez que responden amorosamente.
Esta
comprensión y sus actitudes y comportamientos resultantes son lo que
los alienta a proseguir, es lo que está cambiando veloz y
permanentemente al mundo en ansiosa preparación para su despertar.
El poderoso flujo del Amor por todo el planeta está involucrando a todos a su paso. No hay regreso.
La
Tierra y sus habitantes no tienen otra opción más que despertar si
responden al Amor abrazándolos de cualquier manera en que lo haga.
Hay
unos pocos que se han cerrado a sí mismos, rehusando responder a este
elevador e inspirante campo energético, pero la mayoría se ha
involucrado con él voluntariamente, y una vez que lo ha hecho y ha
experimentado su suavidad y su generosidad, encuentra que no hay
absolutamente nada que pudiera intentar hacerla desengancharse de él.
Su
restante labor es el continuar demostrando el Amor en acción en todo
momento, como han estado haciendo, y disfrutar observando la efectividad
de su comportamiento.
Una alegoría:
La
humanidad ha tenido durante largo tiempo una enormemente sólida e
inflexible construcción, edificada con sal y eregida a la orilla del
océano (el Amor de Dios), un poquito más allá de la línea alta de
demarcación del agua.
Con
el transcurso de los eones de tiempo, salpicones de agua han disuelto
pequeñas cantidades de esta pila, permitiendo que estos fragmentos sean
reasimilados en el océano y despertados al hecho de que ése es su estado
natural.
Con
lo cual ellos han empezado a llamar a esa rígida forma para que se
relaje y suavize. Y ese mensaje al pasar del tiempo se ha diseminado por
toda la estructura, provocando un intenso interés y el deseo de
experimentar ese estado.
Como
resultado, el edificio de sal se ha estado moviendo — aunque al
principio renuentemente — lentamente, poco a poco acercándose al océano,
en un intento de entenderlo.
Ahora el océano está lavando su base, socavando sus fundamentos (el
temor), pero sigue estando algo incierta acerca de la sabiduría de
acercarse más a este océano.
Siente que está a punto de derrumbarse en él, pero los mensajes lo están
convenciendo de que ha hecho lo correcto, y ahora continúan alentándolo
para que se sobreponga a sus temores y se acerque aún más, porque al
hacerlo se reunificará con todos sus seres queridos.
Y
a medida que los fundamentos se disuelven, se verá verdadera e
irresistiblemente atraído a, sumergido en, y se identificará a sí mismo
como el océano.
El sentido de Unidad que eso le asegurará lo traerá a un estado de suprema felicidad.
Todos
ustedes se encuentran en camino a la suprema felicidad; ése es su
destino, su destinación final, como es la voluntad de Dios para ustedes,
y es a la que cada uno de ustedes desea verdaderamente llegar.
Debido a que es la voluntad de su Padre y la suya, nada puede prevenirla.
Ustedes son Uno; tienen Una voluntad, que está perfectamente alineada con la de Dios, por lo que será lograda.
Liberen
todas sus dudas, todas sus ansiedades, y permítanse a sí mismos
disolverse en ese océano divino donde todo lo que pudieran desear jamás
es satisfecho eternamente – su estado en una constante existencia en
Unidad con Dios.
Es donde ustedes siempre han estado; es solamente que su conciencia consciente de ello ha sido temporariamente desviada.
Su querido hermano, Jesús.
Traductor: Gloria Mühlebach
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