Sólo es Feliz quien se Permite ser feliz Por Francisco de Sales
Ser Feliz es, en gran medida, una elección personal.
Y Ser Feliz es una responsabilidad que hay que asumir dedicándole atención plena y prioridad preferente.
No somos más felices porque no sabemos con qué o con cuánto es suficiente para ser feliz.
En más de una ocasión hemos sentido la
sensación de plenitud de felicidad con un encuentro, una sonrisa, o una
llamada… sin más.
Todos hemos visto personas que, aun no teniendo posesiones, y viviendo en unas condiciones duras, son felices.
Todos hemos asistido a una conversación en que uno acaba diciendo, más o menos, “se puede ser feliz con cualquier cosita…”
La infelicidad se basa, en gran medida, en las inconscientes preocupaciones que todos tenemos.
Sabemos, y le estamos dando vueltas
continuamente aunque no nos demos cuenta, que un hijo tiene un problema,
que en la casa hay que hacer una reparación, que notamos distante a una
amiga, que nos vamos haciendo mayores, que nos falta nuestra amada
madre… y eso espanta a la felicidad.
Nos gustaría tenerlo todo y que todo fuera perfecto a nuestro alrededor.
Gastamos demasiada energía, demasiada
atención, y demasiado tiempo, en añorar lo que ya no tenemos, lo que no
se ha cumplido, lo imposible…
Y ese tiempo que dedicamos a ello
podríamos invertirlo mejor en estar presentes en el presente, en
disfrutar lo que somos y lo que tenemos a nuestro alcance
La felicidad se manifiesta en los
momentos en que nuestra mente no está divagando en sus pre-ocupaciones,
en que estamos en contacto solamente con nuestro centro, y cuando no
estamos distraídos con otras cosas.
Decimos en muchas ocasiones, de esos que saben ser felices a menudo, que son “unos irresponsables”.
¿Será que es bueno ser “un irresponsable”?
¿Será que a veces nos estancamos en el
papel que nosotros llamamos “responsable” y no nos damos permiso para
disfrutar la felicidad?
¿Será que a medida que nos vamos haciendo mayores creemos que tenemos que ser serios?
Creo que sólo se es feliz cuando se usa el corazón.
La felicidad no es un asunto de la razón.
Piensa en los momentos en que te hayas
sentido absolutamente feliz, y verás que tienen cosas en común: No
estabas pendiente de otra cosa más que de aquello que activó tu
felicidad, y lo que te produjo felicidad no era algo material.
Comprar un coche nuevo o una nueva
casa, un ascenso en el trabajo, gastar dinero, una buena comida en un
buen restaurante… eso te produce satisfacción, entusiasmo, placer,
euforia, contento, una especie de alegría… y todo eso está muy bien,
pero eso no es la felicidad: eso son momentos puntuales en el tiempo que
van desapareciendo.
La suma de alegrías, risas, sonrisas,
satisfacción, diversión, buen humor, placer… aun no siendo la auténtica
felicidad –porque son efímeras- sí que provocan una “sensación” de
felicidad, una “sensación” que se parece bastante a la felicidad –que es
menos aparatosa, y es más discreta y prudente-; la parte buena es que
predisponen en buena medida a ser feliz porque provocan un optimismo que
alienta a relacionarse bien con la felicidad.
Ser feliz no es estar alegre, eso ya lo sabemos, si bien estar alegre puede ser una manifestación de ser feliz.
Ser feliz se puede manifestar como una
serenidad que no requiere demostraciones externas –aunque se aprecia en
la mirada, en la sonrisa y en el aura-.
La felicidad no es eufórica, es casi
invisible, porque es un sentimiento interior que se parece más a la paz
que a cualquier otra cosa.
Es una satisfacción íntima con uno mismo, resultado de una aceptación de Sí Mismo, y de su pasado y su presente.
Cualquier oposición a la aceptación total impide la manifestación de la felicidad.
Y esa aceptación necesita una
comprensión de todo lo que haya hecho uno en el pasado: lo que se pueda
calificar como “malo” y lo que haya estado bien. Comprensión de que uno
actuó del modo que consideró adecuado o del modo que le permitieron sus
capacidades o circunstancias de entonces. Y he escrito “comprensión”, y
no “perdón”. Porque no hay nada que perdonar ni auto-perdonarse. Eso
sólo mostraría una especie de superioridad y prepotencia del que perdona
hoy al que fue ayer.
Ser feliz se basa, básicamente, en
encontrarse bien de Autoestima, en tener una buena relación con Uno
Mismo, en saber apreciar la vida y sus cosas, en saber renunciar a lo
imposible y no obsesionarse con la consecución de utopías, en comprender
que no se puede tener todo ni ser el mejor, en saber aceptar y saber
renunciar, en darse cuenta de que lo que verdaderamente vale y es
importante es cultivar la relación consigo mismo, y admitirse sin
condiciones en lo que uno llama equivocadamente sus “imperfecciones” y
sus “fracasos”.
Sólo serás feliz si realmente te propones ser feliz y eliminas tus propias oposiciones.
Permítete ser feliz… y serás feliz.
(Francisco de Sales, es el creador de la
web www.buscandome.es, para personas interesadas en la psicología, la
espiritualidad, la vida mejorable, el Autoconocimiento y el Crecimiento
Personal)
No hay comentarios:
Publicar un comentario