Saúl en Español. El Bienestar es el estado en el que os sentís en paz
07/11/2012
El
bienestar os va a envolver a todos. El Bienestar es el estado en el que
os sentís en paz, satisfechos, serenos, alerta; no preguntándonos
ansiosamente acerca de algún problema 3D de vuestra vida personal o de
la humanidad.
Es
el estado que buscáis y que os anima a desplegar cuando oráis y
meditáis, en el que rendís todos vuestros temores y preocupaciones a
vuestro Padre a través del Espíritu Santo.
Realmente
se activa muy bien cuando dejáis de intentar razonar si estáis llegando
allí o no, o si estáis logrando una pose meditativa apropiada o un
propósito humilde.
Utilizar
vuestra razón para evaluar lo bien o lo mal que lo estáis haciendo es
rechazar el rendiros al momento y os causa más ansiedad.
Confiad en que estáis en Presencia de vuestro Padre -siendo vuestro propósito- y sabed que por lo tanto estáis allí.
Vuestra
sensación de ello puede ser débil o inexistente, pero vuestro propósito
significa que estáis donde pretendéis estar: en paz en Presencia de
Dios.
Así
que no permitáis que las distracciones que emanan de vuestra mente os
molesten. Vuestro propósito os garantiza el éxito, porque Dios siempre
respeta ese intento.
Los
velos de la ilusión pueden parecer casi impenetrables, pero nunca
estáis solos, desatendidos o sin amor, porque sois los hijos
profundamente amados de vuestro Padre.
Confiad
en Él como Él confía en vosotros; sabéis que tiene sentido. En el
momento en que oráis o meditáis sois escuchados, cada una de las veces.
Con
frecuencia, vuestro comportamiento ansioso ocupa vuestra consciencia:
“¿Realmente hay un Dios? Y si lo hay, ¿por qué debería escucharme?
De
todas formas, Él tiene cosas más importantes que atender” -una
corriente interminable de ansiedades- y vuestra mente se llena de
sobreabundancia de distracciones. ¡Dejad que se vayan! Rendíos a Su
infinito Amor por vosotros, y aceptad que Él os escucha.
Estáis,
todos y cada uno de vosotros, en un camino espiritual y justo en el
punto apropiado para vosotros en este momento. Y estáis avanzados sin
desviación hacia vuestro inevitable despertar.
Sólo existe la Realidad; la ilusión es irreal, y por lo tanto no existe otra opción que la de que despertéis.
Aún
podéis elegir retrasar ese sublime momento, pero hacerlo sólo os impone
más sufrimiento sobre vosotros, así que ¿por qué hacerlo?.
No
temáis despertar a la Presencia de Dios porque no os creáis merecedores
de Él. Dios os creó, y no es posible que nada de lo que Él crea no sea
merecedor de Él.
Es
vuestro sentimiento injertado culturalmente de falta de merecimiento,
que originalmente viene de vuestra decisión de separaros de la Realidad y
retiraros a vuestro entorno ilusorio de dolor y sufrimiento, el que os
anima, y de hecho os demanda, que compitáis los unos con los otros para
demostraros que sois el mejor y superar así esa sensación de falta de
merecimiento.
La
sensación de falta de mérito es una carga pesada de llevar, e intentáis
aligerar esa carga con el juicio y la condena de los demás.
No
funciona, porque profundamente dentro de vosotros ese sentimiento está
firmemente asegurado por vuestra convicción de que habéis ofendido a
Dios, y muchas religiones le han dado a la falta de merecimiento un
sentido de virtud al que os animan que os aferréis.
Así,
para escapar del dolor que os causa esa creencia, competís unos con
otros por la aprobación de alguna figura humana de autoridad -padre,
hermano/a mayor, profesor, clérigo, esposa, jefe, presidente, rey, Papa-
que sólo es otro más de los queridos hijos de Dios, igual que vosotros.
La
meditación y la oración pueden llevaros a lo profundo de vuestro ser,
donde podéis descubrir la consciencia de que sois un hijo de Dios, y por
tanto completamente merecedores de Él y de Su Amor por vosotros.
No hay nada que tengáis que demostrar; no hay sacrificio que tengáis que hacer; no debéis ninguna reverencia.
Porque
sois un ser divino, en unidad con Dios, vuestro Padre eternamente
amoroso. Algunos habéis descubierto esta verdad incontestable dentro de
vosotros y os ha traído un gozo inenarrable.
Cuando
despertéis de la ilusión, la verdad de esto brillará para vosotros como
un punto brillante de enfoque, confirmando la maravilla de vuestra
gloriosa relación con vuestro Padre.
Incluso
ahora, todos conocéis esta verdad. Solo que por los miedos y las dudas
injertadas que apoyan la ilusión habéis estado en negación para no
reconocer vuestra eterna conexión divina.
La
Realidad entra en conflicto con vuestras desfasadas e injertadas
creencias sobre vosotros mismos, pero como estáis familiarizados con
ellas os aferráis a ellas.
Vuestro
injertado sentido de identidad humana teme el cambio y es reticente a
permitir sólo el alentaros a sentiros libres para conocer a Dios.
Cuando
despertéis, esas últimas dudas y miedos se irán. Hasta entonces, seguid
recordándonos a vosotros mismos que no tienen fundamento, y que sois
seres de perfección, próximos a reconoceros por lo que sois en realidad.
Con amor, como siempre, Saul.
Canalizado por John Smallman
Traducción: PEC
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