La Tierra es la Madre, la Luna también – por Alicia Hamm
Nosotros somos habitantes del cosmos y
tenemos una identidad cósmica y, como hijos del universo o del
multiverso, vivimos en muchas dimensiones simultáneamente y lo sabemos,
aunque a veces lo mantenemos un poco olvidado en la consciencia del día a
día.
Como niños indígenas se nos enseña que
tenemos una identidad cósmica en la que todo lo que nos rodea está vivo,
como nosotros, tiene un Alma o es Espíritu, que es la Sustancia del
Alma.
Aprendemos a relacionarnos con el Sol
como con un padre, que la Tierra es nuestra Madre, la Luna es a veces
una Hermana, o una Abuela, o una “Reguladora” de la Mujer, o una
Cómplice del Amor, Maestra, Consejera, la Conectada al Agua….Ella tiene
muchas caras y muchos nombres, y en cada uno tiene una relación íntima
con nosotros.
Todo lo que vive en la Madre Tierra es
nuestra familia, los Árboles son los Abuelos, los Animales son Hermanos,
las Piedras y los Cristales son los habitantes más antiguos de la Madre
Tierra y de ellos recibimos profundas enseñanzas si sabemos escuchar y
observar.
Nos enseñan a no preguntar ¿qué?, sino ¿quién?. ¿Quién es el agua? ¿Quién es la Luz? ¿Quién eres?
Cuando contestamos esta pregunta nunca
respondemos mencionando nuestro cuerpo, siempre buscamos nuestra
identidad dentro de lo invisible que nos habita. Tenemos consciencia de
lo invisible como de la parte espiritual de nuestro ser: nuestra
consciencia, nuestros sentimientos, pensamientos, relaciones, sueños….
Sabemos que todo lo que nos hace “Ser” habita en la dimensión invisible,
y así también lo pensamos de los otros seres. Comprendemos que la parte
visible del Sol no es quién es el Sol, sino la forma en la que se
materializó el Espíritu en el Sol, a Él le llamamos Tunkashila, Él es el
Fuego, es Nuestro Padre, y a Él lo invocamos cuando necesitamos guía o
ayuda.
De otra forma también más básica
diferenciamos lo invisible de lo visible, ya que todo lo visible está
hecho de Materia. La palabra Materia viene de Mater, lo que significa
Madre. Es la Visible Creación y La que nos Sustenta. De modo que todo lo
materializado es la Madre, así también la Luna y todos los otros
Planetas son la Tierra.
Pero este planeta que es nuestro Hogar
es la Tierra de la Eternidad, el Paraíso, ese ser maravilloso que
solidificó el Polvo Cósmico y tomó forma, fluyó en Agua, se vistió de
Aire y guardó el Fuego en su corazón para poder dar y portar vida. Ella,
La que Nutre, es nuestra primera Madre, la que nos da el Cuerpo, la que
nos ha llamado a encarnar en esta vida porque necesita de nuestros
pasos sobre su piel en el Tiempo que Corre.
En Ella se reúnen los Cuatro
Guardianes de las Cuatro Esquinas, los Cuatro Elementos, cada uno un
Ser de Luz sin el cual la vida no sería posible. El primer Elemento, la
Tierra misma, es el Polvo Sagrado del que están hechas todas las
materializaciones. El Aire es el Aliento Divino y también un Padre, el
Viento, el Elemento Etéreo, el que le da el Alma a todo lo que vive.
El
Agua es el Elemento Emocional y la Memoria de la Tierra, Ella también es
una Madre y, al Ser Fluir, unifica a los otros tres para permitir que
nazcan nuevas formas de Vida Habitable. El Elemento Fuego es el más
misterioso, la Luz Misma, el Gran Espíritu, Padre del Alma del Alma,
Chispa Divina.
Mi Maestro Alce Negro repitió más de
doscientas veces el último día que lo vi: “Todo lo malo que ocurre en la
Tierra ocurre porque el hombre no ha entendido el Fuego!” “Que no
comprenden el Fuego!” “Ellos no saben quién es el Fuego”. Nunca vi a un
hombre hablar con más respeto y veneración que al Maestro cuando
saludaba al Sol y decía: “Aho, Tunkashila!”
Y luego hablaba con Él como
se habla con un Padre que Entiende, como hablamos con el Gran Espíritu
sabiendo que nos ama, sabiendo que nos llamó a la existencia por nuestro
Nombre y nos dio el Alma, que es Espíritu Luz como Él, Identidad,
Consciencia, Inteligencia y Memoria, Conocimiento, Percepción de la
Belleza y Calidad.
Cuando las religiones dicen que estamos
“hechos a imagen y semejanza de Dios” no se refieren a la forma de
nuestro cuerpo, sino al Ser Yo y su Forma de Ser Interior, su Forma de
Amar, de Sentir, su la Atracción o Repulsión que quizás después se
transformó en los conceptos “lo bueno” y “lo malo”, pero que en un
principio es el instinto de lo que tiene calidad para nosotros, con eso
nacemos como humanos, la Herencia del Padre.
Hemos heredado el Amor de Padre y el
Amor de Madre de nuestros Padres Verdaderos, y Ellos nos quieren a
nosotros como nosotros queremos a nuestros hijos. En toda la Tierra
nadie es tan fuerte como una Madre que defiende a sus hijos. Así es la
Tierra. Así es la Madre. Así somos nosotras.
Todo lo que tenemos viene de Ella,
nuestro cuerpo está hecho del Polvo Mágico del que están hechas toda la
substancias que utilizamos, y al final todo vuelve a ser Polvo y se
disuelve en Su Ser, y Ella borra toda Forma de lo que fue, para empezar
de nuevo. Esa es la base de la Transformación.
De ahí que los pueblos que no respetan a la Madre tengan tantos problemas para vivir en armonía en la Tierra.
Por eso es que la Luna, hecha de Polvo,
también Materia, también es Madre, Espejo de la Luz, Guía en la
Oscuridad, Portadora de Sueños, Guardadora de Anhelo, Reguladora de la
Mujer, Relación Nuestra….
De esta forma nos enseñaban a nosotros,
cuando los sueños de los niños se respetaban y nuestros mocasines
sanaban la Tierra a cada paso.
Que caminen por la Belleza.
Alicia Hamm.
Enviado por Abjini Arraiz
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