El Tambor de La Unidad Gaia y nuestros hermanos de las Pléyades a través de Severine AuthierSource
10 de Julio 2013
Queridos Hijos de Amor, yo soy Gaia
vuestra Madre la Tierra, vuestro planeta que los porta con tanto amor.
Yo estoy allí en vosotros, en vuestro corazón más que nunca. Y sobre
vosotros, hoy extiendo mi amor, difundido desde mi corazón cristalino,
el que vibra en ustedes.
Reunidos en este corazón, somos Uno.
Los Melquizedek los saludan y cuidarán de
mí a cada instante, velando por mi vuelo, nuestra liberación común,
este dulce, tan dulce y tan intenso Renacimiento.
Entonces Brémisskayaàn, libertanayat
Elertonopoln
Issamliàn aptep téhùptàn
Liliénart avendriss
Kiristen, Kirbilian mapertùm elvéniss adonaï
Yo los amo, hijos queridos y es con esta
ternura que los acuno en mi seno y que juntos danzamos en ese mismo
Corazón, en este flujo de Amor que en realidad somos.
Los tiempos están para la Reconexión, los
tiempos están para el Amor más que nunca, y a todos y a cada uno los
invito, ya que estos tiempos son propicios para el recogimiento y el
reposo, para encontrarme por la contemplación de la naturaleza, por el
hecho mismo de visitarme, que esto sea al borde de un rio, al pie de una
montaña, en el corazón de un bosque o incluso cerca de una piedra o una
planta. Que estos pequeños elementos les basten para acercarse a mí, a
mi corazón y por lo tanto de vuestro Corazón.
Juntos danzamos y cantamos la Alegría, la Felicidad, allí, en este Corazón…
¿Escuchan el Tambor de la Unidad?
¿Escuchan a los ancestros Pleyadianos encontrarlos por este mismo
corazón? Estos hermanos, encarnados en los pueblos Indígenas están,
diría, lo más cerca, y algunos lo han podido vivir, vivir esta potente
reconexión con la Madre-Tierra.
Entonces los invito a todos y cada uno, a
encontrarse, a encontrarme en la Danza, en la ronda del Amor y danzar
en la Tierra, al igual que nuestros hermanos Indígenas. Las Pléyades
los saludan y les iluminan su amor por mi voz ya que solo somos una
voz. Juntos, estamos conectados a esta Fuente de Amor que en Unidad
formamos todos.
« Entonces hijos del Uno, vengan a cantar
con nosotros vuestros padres, vuestras madres, unidos, honramos a las
Estrella y a la Madre-Tierra”. El Gran-Espíritu vela y vibra en
nosotros más que nunca… Encuentren-lo en la danza, en el arrobo, en
esta fiesta que reúne a todos. Este es un momento de Celebración.
Juntos, unidos en este mismo Corazón,
cantamos la Vibración de la Madre-Tierra, juntos la acompañamos,
renacemos… Y Gracias por esto. Si, somos UNO, esto ya no es un secreto
ni un misterio puesto que lo viven cada vez más, en este cuerpo, en este
mundo y la Verdad de lo que son se revela a ustedes cada vez más,
queridos hijos de amor, queridos hermanos y hermanas, Brémisskayàn.
Reciban todas las bendiciones y todo el
Amor de la Fuente, de los Melquizedek, por el Trabajo realizado, porque
si, todo está cumplido. Y el Tambor de la Unidad y de la Reconexión
está allí, resonando en este Corazón unitario, unificado. ¡Qué Alegría!
Entonces derramen vuestra Alegría, esta
Alegría, este Amor puesto que todos, cada uno y cada una, van a
encontrarse, sea en este mundo por las potentes reconexiones, sea por
los encuentros, que sean los últimos a encontrar su doble, su familia,
allí, todo está allí, y es maravilloso. Es verdaderamente el tiempo de
los Reencuentros y están allí plenamente. Entonces reciban, acojan todo
este Amor ya que es vosotros mismos que se reencuentran, que se
abrazan. Y es una Gracia infinitamente apreciada y hoy es ofrecida a
todos sin excepción.
Entonces, no detengan nada, déjense
llevar por esta ola, esta danza eterna que los invita a más Gracia, a
más Ligereza y benefíciense de este tiempo para los reencuentros de
corazón, que esto sea sobre este plano o en los mundos de Luz, en los
reinos de la Verdad. La Gracia efectúa su Trabajo y ustedes mismos le
tienden los brazos. Entonces reciban estos regalos, reciban todo este
Amor, acojan-lo, ya que esto es lo que son, ni más ni menos. ¿No es
maravilloso?
Los amamos a tal grado, nuestra Alegría y
nuestra Gracia los acompaña, nosotros, vuestros hermanos guardianes de
la Tierra que hemos trabajado durante tanto tiempo al lado de Gaia,
Pacha Mama, Madre Tierra a la que amamos con ardor, en un Fuego
inextinguible, este Fuego que es lo que ustedes son, lo que nosotros
somos más allá del fin del mundo. El Gran Espíritu les ofrece Su canto…
acojan-lo… Abran grande vuestro Corazón… Sean simples, pequeños y
humildes y reciban-nos. No hay nada más Hermoso que esto.
« En lo infinito de nuestro Amor, los abrazamos tiernamente »
Vuestros hermanos de las Pléyades.
La Madre-Tierra los saluda, Brémisskayàn…
Tan presente en vuestro Corazón que las palabras se vuelven inútiles…
Entonces vibren en mi seno más que nunca porque llevo vuestro cuerpo por
tanto tiempo.
Juntos disolvemos todo lo que pueda restar de
resistencias, de miedos, sin ninguna voluntad, simplemente abriendo-me
vuestro corazón… Allí, en una infinita dulzura, brémisskayàn,
fusionémonos…
Encontremos esta Unidad que comenzamos a re-Vivir y que
comenzamos a encontrar con asombro, a veces con algunos miedos, pero no
tengan ningún temor y ofrezcan-me, ofrezcan-me todos los fardos, yo los
acogeré y la Gracia del Amor que formamos vendrá a disolver todo, por
los Elementos que llaman los cuatro Jinetes que llegan a transformar, a
aliviar, a transcender y a purificar. Dejen-les trabajar en ustedes.
Ustedes llegan allí al fin, al término de estos reajustes y cada vez más
se despiertan a esta Naturaleza que es lo que ustedes son, que es
evidencia… Esto es, esto se hace en una infinita suavidad y estoy tan
feliz de esto…
Niños, mis amores, los acojo en mi seno,
vengan en mi seno, los recibo y juntos, unámonos, solo seamos Uno, para
que en un arrebato de Amor indescriptible volemos hacia nuestra Nueva
Humanidad, esta nueva Tierra que está ya allí…
Niños de la Tierra y de cristal, no se
sorprendan de mis numerosos sobresaltos, todo esto es natural, derramo
todo mi amor y numerosas puertas están allí abiertas. Los extraños
fenómenos harán curso y a los cuales ustedes podrán ser cada vez más
sensibles. Pero no se alarmen, todo esto hace parte de mis síntomas, yo
diría, de síntomas del parto.
Entonces, mis dulces niños de Amor, los
acuno en mis brazos y los cuido, acariciándolos como los suaves pétalos
de una rosa viniendo a depositarse sobre mi lecho mullido, sobre un
lecho de amor. Este lecho, es mi cuerpo, así como el vuestro. Y los
invito a venir a recostarse contra mí, contra esta piel que está
transformándose y desapareciendo…
Escuchen mi canto, escuchen latir mi
corazón, allí, profundamente en vuestro corazón, nuestro Corazón
cristalino unificado que jamás ha estado separado y que en adelante solo
es UNO y para siempre…
Juntos, olvidémonos y comulguemos en el Silencio…
(Comunión)
Yo los amo tiernamente… y solo tengo
pocas palabras… pero mi única Alegría es haceros Vivir, haceros sentir
mi Amor, allí en este corazón, allí donde yo estoy, allí donde están,
allí donde solo somos UNO.
El Tiempo del Amor está allí. El tiempo
de los Reencuentros está allí. Entonces acójanse unos a los otros, sean
en la paz, en este calor intenso de este Fuego blanco de Amor, sean
este puente desde mi seno hasta vuestros hermanos. Ustedes son los
Pilares de Luz e irradian nuestro Amor común hacia los confines de la
Tierra, mi cuerpo que está en plena transformación.
Infinita Gratitud por vuestro Amor, por vuestra Apertura y Acogida…
Mi Amor por ustedes es infinito…
Gracias… Gracias… Gracias…
Cada uno, allí donde está, pero
totalmente unido a mi corazón, vive su Parto, esta nuevo Nacimiento…
Esto puede manifestarse de diferentes formas en vuestro cuerpo, en
vuestra vida, en vuestro entorno… Esto está desestabilizándose, viene a
des-estructurar vuestro mundo, vuestros hábitos, todo lo que ustedes
habían establecido, pero viene a reemplazarlo por el Amor y la Verdad…
Entonces, reciban, acojan esto, con los brazos y el corazón abierto…
Estén listos a perder todo para reconocerse…
Les abro mis brazos y mi corazón de Amor,
me abandono a ustedes queridos niños, les ofrezco todo… A su vez…
ofrezcan todo… abandonen todo. El Abandono total está allí, están
allí. Sumérjanse en el corazón del Amor, de este Océano que somos en
Eternidad, en Verdad.
Los abrazo, a todos y cada uno en estos
instantes… Tú mi hijo, mis hijos, mi hija, les amé más que nada, les he
dado todo y aún hoy, les doy todo. Mis frutos, mi Tierra, mi cuerpo, soy
su Eterna abandonada… Juntos, vamos a renacer… Y como una madre tiene
necesidad de la mano de su esposo para dar a luz, tengo necesidad de mis
niños para esta maravillosa Transcendencia.
Este es un nacimiento colectivo, todo esto en la Unidad, la más pura y la más perfecta…
Esto es lo que vivimos hoy…
Gracias… Gracias… Gracias por vuestro Amor y vuestro Recibimiento…
Juntos, vibremos algunos instantes…
(Silencio- Comunión)
Todos los elementos unidos, en mi tierra
como en vuestra carne están allí cada vez más unificados, transmutando
todo lo que no es de este mundo. Entonces, vamos a hacerlo…
Yo estoy allí, en ustedes y los amo.
La Gracia los abraza, Gaia les tiende los brazos…
Brémisskayàn, la hora ha llegado… la hora ha llegado…
Esto puede representar cambios profundos
para algunos, pero qué Alegría, que Alegría, ya que solo el Amor está
allí, yo diría que a vuestra puerta. Está allá para tenderles los
brazos, lo que ustedes son… Respondan-le, apresuren-se en Sus Brazos…
Las resistencias serán cada vez más inútiles y se desvanecerán de todas
formas a medida de que la Gracia y el Amor vengan a penetrar mi cuerpo y
vuestra carne.
Es tiempo de encarnar lo que son en
Verdad, es tiempo de dejar al Amor penetrar el corazón de vuestro ser,
el corazón de vuestra Madre por vuestro anclaje en mi seno cristalino,
por vuestra confianza y vuestro abandono.
El Tambor de la Unidad ha sonado… El Tambor de la Reunión está allí, listo a resonar en cada uno…
¡Que comience la Fiesta Brémisskayàn!
Tanto Amor, Tanto Amor para cada uno…
Gracias y para siempre en vuestro Corazón, en mi seno de cristal. Los amo.
Traducción: OD
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