“Un mundo nuevo, Ahora”
de Eckhart Tolle
En sus páginas, Tolle, indica la necesidad de que todos reconozcamos
que el estado “normal” de la mayoría de seres humanos contiene un fuerte
elemento de lo que podríamos llamar disfunción, e incluso locura. La
mente humana es muy inteligente. Pero esa misma inteligencia está
viciada de locura y la ciencia y la tecnología están magnificado el
impacto destructivo que esa disfunción de la mente humana ejerce sobre
el planeta, sobre otras formas de vida y sobre los humanos mismos. Todo
ello está provocando un situación crítica: la destrucción de los bosques
que producen oxígeno y de otras especies animales y vegetales; el
maltrato a los animales en las granjas industriales; el envenenamiento
de los ríos, los océanos y el aire. Impulsados por la codicia,
ignorantes de nuestra conexión con la totalidad, los humanos persistimos
en una conducta que, si continúa sin control, no puede dar como
resultado más que nuestra propia destrucción. Podemos ser víctimas de la
codicia de nuestro ego.
Frente a esta realidad, Tolle tiene una buena noticia: existe la
posibilidad de una transformación radical de la conciencia humana. Para
ello, el primer paso es, precisamente, reconocer la propia locura y eso
pasa por desenmascarar al ego, porque la disfunción de la mente humana
centrada en el ego es la que está poniéndonos en peligro.
Eckhart Tolle con el Dalai Lama
A esta pregunta es a la que magistralmente responde “Un mundo nuevo,
ahora”. La mayoría de la gente está completamente identificada con la
voz de su cabeza –el torrente incesante de pensamiento involuntario y
compulsivo y las emociones que lo acompañan- que podríamos describirla
como poseída por su mente. “La voz dentro de la cabeza tiene vida
propia. La mayoría de la gente está a merced de esa voz, está poseída
por el pensamiento, por la mente. “Cuando eres completamente
inconsciente de esto, crees que el pensador eres tú. Eso es la mente
egótica. La llamamos egótica porque hay un sentido del yo (ego) en cada
pensamiento, en cada recuerdo, interpretación, opinión, punto de vista,
reacción, emoción. En términos espirituales, esto es la inconsciencia.
Por supuesto, tu pensamiento, el contenido de tu mente, está
condicionado por el pasado: educación, cultura, entorno familiar, etc.
El núcleo central de toda la actividad de la mente consiste en ciertos
pensamientos y emociones repetitivos y persistentes, y en pautas de
reacción con las que nos identificamos con más fuerza. Esa entidad es el
ego mismo.”
El ego se alimenta de la atención de los otros, que, al fin y al
cabo, es una forma de energía psíquica. Necesita constante
reconocimiento porque la acción básica que gobierna toda su actividad es
el miedo a no ser nadie, el miedo a no existir, el miedo a la muerte.
Todas sus actividades está concebidas en último término para eliminar
este miedo, pero lo máximo que puede hacer el ego es taparlo
temporalmente con una relación intima, una nueva posesión, una victoria
en esto o en lo otro. “El miedo surge porque el ego nace de la
identificación con la forma, y en el fondo sabe que ninguna forma es
permanente, que todas son efímeras. La conciencia de la impermanencia de
todas las formas nos hace despertar a la dimensión de la no forma que
hay en nosotros y salir de la prisión del ego que nos limita y nos
conduce a luchar y competir constantemente con la naturaleza y el resto
de seres humanos.”
Consumismo
El ego tiende a equiparar tener con Ser –dice Tolle-. “Cuanto más
tengo más soy. El ego vive a base de comparaciones. El modo en como te
ven otros se convierte en cómo te ves a ti mismo. En la mayoría de los
casos, el sentido de la valía que tiene el ego está ligado a lo que
vales a los ojos de los demás. Necesitamos que otros nos den un sentido
del yo. Y si vives en una cultura que equipara en gran medida lo que
vales con lo que tienes y cuánto tienes, si no podemos ver a través de
ese engaño colectivo, estaremos condenados a perseguir cosas durante el
resto de nuestra vida, con la vana esperanza de descubrir lo que valemos
así completar el sentido del yo. El ego se identifica con tener, pero
su satisfacción al tener es relativamente por profunda y dura poco”.
Oculta en su interior, sigue habiendo una arraigada sensación de
insatisfacción. “Todavía no tengo suficiente” que para el ego significa
“todavía no soy suficiente”.
Lo que mantiene en marcha la llamado “sociedad de consumo” es el
hecho de que intentar encontrarte a ti mismo a través de las cosas no
funciona. La satisfacción del ego dura poco, y tú sigues buscando más,
comprando, consumiendo.
La identificación del ego con las cosas crea apega a las cosas,
obsesión por las cosas, lo que a su vez crea nuestra sociedad de consumo
y sus estructuras económicas, donde la única medida de progreso es
siempre más. La búsqueda descontrolada de más, de crecimiento infinito,
es una disfunción y una enfermedad. Es la misma disfunción que presenta
la célula cancerosa, cuyo único objetivo es multiplicarse, inconsciente
de que está provocando su propia destrucción al destruir el organismo
del que forma parte.
Hay personas que han renunciado a todas sus posesiones pero tienen un
ego más grande que algunos millonarios. El ego espiritual también
existe, algunos lideres espirituales se creen hasta tal punto el papel
que están representando que está función se apodera de ellos y se
convierten el papel que representan. El contenido del ego ha cambiado,
pero la estructura de mental que lo mantiene vivo no cambió. Ningún ego
puede durar mucho sin la necesidad de más. Así pues, desear mantiene
vivo al ego mucho más que tener. La inquietud, el insomnio, la angustia,
la insatisfacción son el resultado de deseos incumplidos.
“Hacer lo que se requiere de ti en cualquier situación, sin que ello
se convierta en un papel con el que te identifiques, es una lección
imprescindible en el arte de vivir, y todos estamos aquí para
aprenderla. Te vuelves más poderoso en todo lo que haces si la acción se
realiza por si misma, y no como un medio para proteger, realzar o dar
forma a tu papel-identidad”.
En un mundo de personalidades que representan papeles pocas personas
que no proyectan una imagen creada por la mente, sino que actúan desde
el núcleo profundo de su Ser, las que no intentan parecer más de lo que
son, sino que son simplemente ellas, destacan entre las demás y son las
únicas que representan una verdadera diferencia en este mundo. Son los
que traen la nueva conciencia.
Atrapado en el tiempo
Según Eckart Tolle, “la decisión de hacer que el momento presente sea
tu amigo representa el final del ego. El ego vive del tiempo. Cuanto
más fuerte es el ego, más se apodera el tiempo de tu vida”. La vida, que
es ahora, se ve como un “problema”, y acabas viviendo en un mundo de
problemas que hay que resolver para poder ser feliz, realizarte… El
problema es que por cada problema que resuelves surge otro. Mientras el
momento presente se vea como un obstáculo, los problemas no pueden tener
fin.
“El tiempo –es decir, el pasado y el futuro- es lo que alimenta al
falso yo creado por la mente, y el tiempo está en tu mente. Es una
estructura mental necesaria para la percepción sensorial, indispensable
para propósitos prácticos, pero es el mayor impedimento para conocerte a
ti mismo. El tiempo es la dimensión horizontal de la vida, la capa
superficial de la realidad. Pero también está la dimensión vertical de
la profundidad, a la que solo se puede acceder por el portal del momento
presente.”
Eliminar el tiempo de la conciencia –es decir, vivir solo el momento presente- el eliminar
Más allá del pensamiento
Un porcentaje de la humanidad todavía relativamente pequeño, pero en
rápido crecimiento, está experimentando ya en su interior la
descomposición de los viejos patrones mentales del ego y la emergencia
de una nueva dimensión de conciencia. Según este inspirado escritor: “Lo
que está surgiendo ahora no es un nuevo sistema de creencias, una nueva
religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final,
no solo de las mitologías, sino también de las ideologías y los sistemas
de creencias. El camino va más allá del contenido de tu mente, más allá
de tus pensamientos. De hecho, la parte esencial de la nueva conciencia
es la trascendencia del pensamiento, la nueva capacidad de elevarse por
encima del pensamiento, de hacer realidad una dimensión dentro de ti
mismo infinitamente más vasta que el pensamiento.”
La mayoría de la gente se sigue identificando con el incesante
torrente mental del pensamiento compulsivo, casi todo repetitivo e
inútil. No existe un yo aparte de sus procesos de pensamiento y de las
emociones que los acompañan. En esto consiste estar espiritualmente
inconsciente. El principal problema de la existencia humana es pensar
sin conciencia.
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