Hermógenes Pérez de Arce y la vida extraterrestre: “Los alien son sumamente educados”
Hermógenes Pérez de Arce y la vida extraterrestre: “Los alien son sumamente educados”
12-05-2013
Ayer | Acaba de sacar el libro más raro de su vida. Un libro que describe su relación con los Ovnis y con los alienígenas.Este es el lado más delirante del abogado, economista, periodista y amante de la vida fuera de la Tierra.
ROKA VALBUENA
Hermógenes Pérez de Arce acaba de ver a unos alienígenas merodear cerca del techo de su casa de Los Dominicos en Santiago.
El
abogado estaba sentado en el living, al parecer meditando asuntos
gravísimos de la contingencia política, cuando el platillo volador se
apareció en el patio.
Hermógenes recuerda que el Ovni tomó dirección norte, es decir, hacia
él, hacia su cuerpo terrícola, y se estacionó. Hermógenes, veloz, con un
afinado olfato para las novedades galácticas, adicto compulsivo a los
avistamientos, gritó: -¡María Soledad!
Se
refería a su terrenal esposa, la madre de cuatro Pérez de Arce ya
adultos, y quien, en una audaz maniobra, tomó una cámara fotográfica.
Hermógenes
corrió al exterior y constató la presencia de lo que él denomina “una
parrilla flotando”, o bien, “un rectángulo de fuego”.
María
Soledad retrató a Hermógenes mirando con mucha elegancia el aparato
conducido por entes. Y entonces el platillo volador, por alguna razón
que el abogado no ha definido, se retiró en línea recta, a la velocidad
de la luz.
Paz en el universo -No lo vi más- confiesa, en estos instantes al suplemento El Rayo, tendido en su sillón de trabajo.
A lo largo de una conversación natural, Hermógenes mencionará la palabra “alienígenas” cada un minuto.
Dirá,
que presuntamente superan el metro noventa, que son seres simpáticos,
medios rubios y los cuales en sus planetas tienen computadores de última
generación.
-“Por
cierto, habría que adjuntar en su nota de prensa, que tengo entendido
que los alienígenas son gente muy civilizada”- opina.
-¿Se puede constatar que son amables?
-“Efectivamente, tengo antecedentes que se trata de seres sumamente amables y educados”.
-¿Está seguro?
-“Claro.
Un amigo me dijo que, en una oportunidad, al toparse con unos alien en
su casa de campo, cerca de Alto Jahuel, ellos le preguntaron si podían
llevarse cuatro conejos de angora a la otra galaxia”.
-Un gesto cortés, sin duda…
-“Por supuesto, se los podrían haber robado”. El amigo, dice, habló con el líder de los alienígenas.
Y
lo describió así: “Parecía austríaco”. Se pusieron a conversar debajo
de la nave espacial. El alien le dijo que la energía para volar rápido
la obtenían de la fuerza de atracción de los cuerpos celestes. Y,
afortunadamente, le dijo que venían en son de paz.
-¿Se descarta que son violentos?
-“Absolutamente. Sé que quieren proteger a la humanidad. Quieren que el planeta se conserve en buen estado”.
Hermógenes
piensa que lo adecuado es tener una actitud positiva en torno al tema.
“Ellos ya están aquí”, avisa con toda naturalidad. ¿Quiénes? “Los E.T.,
se han mezclado con la sociedad”, añade.
Y
de pronto Hermógenes Pérez de Arce abre un cajón y saca el último libro
de su autoría: “Confieso que creo en los Ovnis” . Volumen publicado
hace unas semanas: 102 páginas esotéricas. Luego se queda mirando el
horizonte.
Hermógenes,
un hombre de derecha, ex parlamentario, un provocador de trayectoria,
tal vez el ícono vivo del pinochetismo, un caballero formal, que
difícilmente se desprende de una corbata, es, a la vez, un analista de
marcianos. A lo largo de sus 76 años, ha visto cinco naves espaciales.
Las naves de Hermógenes, La
primera la vio a los 25 años, en Algarrobo, junto sus suegros (“Un
espectáculo admirable, era una nave espacial anaranjada, con aspecto de
joya, muy hermosa”). La segunda la vio en 1985 (“Un globo aerostático
muy impresionante”).
La
tercera la vio en su casa, años después, en Santiago, a las 4 AM: su
esposa lo despierta y le susurra que unos extraterrestres estaban
haciendo ruido.
Hermógenes abrió las ventanas con valentía (“Vi una esfera redonda,
flotando sobre el cerro, que posteriormente se desplazó hacia el
poniente”).
La
cuarta nave la vio en las ex oficinas de El Mercurio, en el centro de
Santiago. Estaba en una reunión relevante junto a otros ejecutivos,
cuando la nave de los extraterrestres se asomó por la ventana.
Hermógenes se puso de pie, se estiró la chaqueta con solemnidad y luego
gritó apuntando al exterior: “¡¡Un Ovni!!”. Todos se voltearon y no
vieron nada.
Nosotros ser amigos. Hace un par de años Hermógenes recibió una invitación para ir a la isla Friendship, ubicada en algún lugar cerca de Quellón.
En
esa isla reside una comunidad de extraterrestres. Viven, dice, bajo el
agua, en un laboratorio secreto. Y ahí tienen tecnología de punta.
Lo invitó Octavio Ortiz, un amigo que, a su vez, es amigo de un famoso
alien llamado Ariel. Ese alien vive en la isla y habla a través de onda
corta con los terrícolas.
Parece
que Ariel pasa sus tardes conduciendo naves espaciales o bien se va a
Quellón a comprar frutas. En el pueblo todos saben que es un poderoso
extraterrestre.
Aunque formalmente, aclara Hermógenes, es un mestizo cósmico: su padre es un alienígena y su madre es norteamericana.
-“Pero no pude ir a la isla. Justo ocurrió el terremoto. Actualmente mi señora, María Soledad, me impide el viaje.
Hermógenes
está ansioso por ponerse en contacto con un alien”. “Creo en las
abducciones, dice Hermógenes. Hay pruebas fehacientes”, sostiene.
Y
enumera el credo: “Creo en los Ovnis, creo en los E.T., creo en su
poder superior, creo en sus intenciones amistosas, creo porque yo he
visto sus objetos voladores, creo en la presencia alienígena porque
fuentes confiables me han relatado sus encuentros.
Creo en los testimonios de tantos humanos honestos. Creo, por ejemplo,
en los relatos del profesor John E. Mack, estadounidense, con sus
facultades psíquicas en estado óptimo, quien transmitió relaciones de
humanos con alienígenas. Por eso, justamente, escribí ‘Confieso que creo
en los Ovnis’”.
-¿Y si le dicen que está loco?
-“Mire,
si hay algo que ya no me preocupa, es la forma en que me vean los
demás. Me parece que mis posturas políticas producen reacciones bastante
más destempladas que mi visión de los extraterrestres”.
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