LA FUERZA DEL HEXAGRAMA MÍSTICO
1 de agosto de 2013
Después
de múltiples eventos triádicos en los cielos (íntimamente relacionados
con el desarrollo y crecimiento evolutivo de la conciencia humana), nos
encontramos en el escenario de Leo (auto-cociencia, individualización)
con la estrella de David del pasado día 29, revelándonos el siguiente
movimiento hacia la integración, hacia la completa gestión y sabiduría
de las múltiples fuerzas de vida que se expresan en la familia humana.
La manifestación del hexagrama místico nos acerca a la comprensión
sutil del orden cósmico, donde Espíritu y Materia (puntos opuestos de
una misma fuerza, el primero en su grado más sutil, el segundo en su
grado más denso), se abren camino hacia su manifestación completa,
insuflando una tendencia y un ritmo hacia el mismo centro del ser, hacia
el camino medio donde la dualidad es trascendida y elevada al sagrado
encuentro, al matrimonio celestial que da origen a la vida.
Los impulsos transmitidos a través de la constelación de Leo nos
revelan el complicado proceso de la individualización (ser completo,
íntegro) y el gran sextil de los cielos simbólicamente nos dibuja el
encuentro entre los triángulos manifiestos del ser, el encuentro entre
la triáda superior y la inferior, entre la recepción y la acción, entre
la invocación y la evocación, que en sagrado matrimonio (fusión) generan
un gran centro o quinta esencia, donde la armonía de los opuestos debe
conducirnos al poder, a la trascendencia, a la capacidad de movernos en
el espacio (Espíritu) y en el tiempo (Materia).
El manejo de las fuerzas multidimensionales que lentamente afloran en
los procesos psicológicos y emocionales de la humanidad, es un largo
sendero de aprendizaje que sólo puede iniciarse verdaderamente (sin
espejismos astrales) cuando la manifestación completa de cada una de las
energías y tendencias que custodiamos, puede expresarse con totalidad,
con libertad, con la fuerza de Prometeo quien por fin ha roto sus
cadenas mentales y sociales.
Con cada travesía por los puntos de influencia cósmicos hemos podido
ser cada vez más conscientes de nuestra relación total con los distintos
transmisores de fuerza del universo. Una pincelada de totalidad que
lentamente va marcando la tendencia de la personalidad, que poco a poco
va abriendo las puertas a la realidad sutil del Alma y que nos permite
adentrarnos en realidades e inspiraciones macro-cósmicas sintiendo las
caricias de una inteligencia superior, de un propósito que requiere la
capacidad de síntesis de una mente que progresa, que se expande, y que
poco a poco va desarrollando nuestra percepción para asentar el
principio “todo es energía” del que habla la Doctrina Secreta.
Así en los distintos niveles que vamos atravesando a medida que
permitimos el proceso alquímico de la caída de los velos, nuestra mente,
nuestro campo astral, nuestro bioritmo va adquiriendo una natural
tendencia hacia el sendero de retorno…
Un espacio subjetivo del Ser,
donde no intervienen las causas pasadas, ni los prejuicios, ni las
ideas, ni los deseos…un lugar sagrado y desconocido, un vacío prodigioso
donde todo lo nuevo puede originarse…un gran caos a veces (las crisis
existenciales son los más grandes empujes de crecimiento consciente),
que sin nuestra intervención “lógica-concreta” va permitiendo lentamente
la actividad y crecimiento perfecto de un nuevo ser humano, capaz de
manejarse en un maravilloso nuevo sistema de co-relación e
interactuación con las fuerzas más sútiles y completas del universo.
Atravesamos la “la puerta de los hombres” con una percepción
renovada. La manifestación de la luz oscura (materia más densa, astrales
inferiores) y la manifestación de la luz del día (capitaneada por la
fuerte actividad del Ángel Solar) ha producido el primer encuentro, la
primera prueba que como “agentes mediadores” (conciencia
crística-álmica) debemos llevar a cabo.
La fusión entre el Guarda del
Umbral y todo su poder sobre la substancia, y el Ángel Solar quien
concreta el vínculo inmaterial entre las inspiraciones y propósitos
divinos.
Su encuentro, su matrimonio, su concentración de fuerza bajo el mismo
escenario de Amor, produce la fusión del cerebro y la mente,
otorgándonos el desarrollo de la glándula pineal, una de las primeras
expansiones de conciencia, un punto fijo, neutro, vacío donde la
conciencia planetaria es indivisible, donde el mundo intuicional
comienza su andadura para dirigirnos a la conciencia solar y
progresivamente a la conciencia cósmica.
Los distintos estados y movimientos de nuestra conciencia en esta
senda evolutiva nos vinculan continuamente al mundo inmaterial, a la
energía y sus proyecciones, sus cualidades, su intercambiabilidad y su
potencial atrayente, constructivo, evolutivo…”Todo es energía, yo soy
energía”…
Esta idea es el principio fundamental donde la dualidad se
convierte en una fuerza vital complementaria, donde los escenarios
etéricos pueden conducir las potentes y perfectas energías de vida
macro-cósmicas, donde el cuerpo planetario puede terminar expresando la
fuerza crística, que le permita elevarse sobre los karmas pasados,
engendrando en su vientre una nueva fraternidad, una nueva era dorada de
paz en la tierra.
Así en las distintas puertas y salones de espejos que cruzamos
iluminados por la luz emergente del Ser capaz de ser el “observador y lo
observado” no existen sombras ni dualidad…y es desde ese estado de
“aceptación” de mi mismo, donde la semilla del fuego puede trascender y
sacralizar sin “quemar”, dándonos muestras de la mayor alquimia (el mar
de fuego) Agua y Fuego, Tierra y Cielo, fusionados, sintetizados en una
gran corriente divina de donde surge la perfecta existencia.
Un paso más hacia la integración, un nuevo movimiento expresivo y
creativo de la vida que mora en nosotros. Un nuevo viaje por todos los
canales que abiertos y en total actividad deben encontrar las perfección
del origen, su tendencia, su ritmo, su centro para ejercitar la magia
blanca, para desarrollar la era de acuario donde la cruz del sufrimiento
se desvanece para transformarse en el gran mediador, en el Cristo
interno-Cósmico, donde todas las fuerzas se elevan en consonancia, en
armonía dando nacimiento al Gran Amor, a la expresión total de un
sistema femenino de Amor-Sabiduría, luz, faro, guía…de las múltiples
expresiones y fuerzas de las que somos custodios.
“Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz”
Namasté
Anabel.C.Huertas
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