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viernes, 10 de junio de 2016

EVOLUCIONA... DEJA EL DOLOR Y EL RENCOR Y... ¡VIVE!

EVOLUCIONA... DEJA EL DOLOR Y EL RENCOR  Y... ¡VIVE!

Basta una mirada hacia la bóveda celeste en la noche para comprobar el orden magnífico que nos rodea. Millones de años girando ordenadamente sin que siquiera una roca pequeña pueda dislocar esa alineación ancestral.

Alrededor nuestro, la naturaleza cumple acabadamente sus ciclos, reposando, estallando nuevamente en frutos, respetando la vida de la hormiga y de los mamíferos más grandes y evolucionados.

En medio de todo esa maravilla, Tú, formando parte de toda esa pureza cósmicaen donde no hay retrasos ni desacuerdos.

Compruebas que todo en el Universo es excelencia, entonces, ¿Por qué nuestras vidas personales tendrían que ser diferentes? Pues no lo son… todo lo que sucede en nuestras vidas es maravilloso y perfecto.

Es aquí donde aparece el desafío de tomar conciencia de que somos espíritusenvueltos en un alma que ha venido a trabajar su evolución en medio de la dualidad… Necesitamos la comprensión de lo que es la materia y por eso la experimentamos aquí en la tercera dimensión a través de este cuerpo y este entorno…

No somos el cuerpo, tampoco la mente ni las emociones o los sucesos que vivenciamos… pero la mayoría de las veces creemos serlo y por eso nos quedamos pegados en dramas emocionales, conflictos de relaciones con otros, pérdidas materiales y sentimentales, ideas –siempre erradas– de lo que somos y todo lo que produce la identificación con la materia…

Vive la vida como el niño que asiste a su primera clase, con la misma “admiración” con que los griegos miraron a la naturaleza y al hombre para comprender que estamos aprendiendo de cada situación, de las buenas y de las malas.

El dolor, la ira, el resentimiento te apegan a las cosas y a las personas que lo provocaron, luego, retrasan tu evolución porque atan –precisamente- tu don más preciado: la Libertad del Espíritu.

Vive, vuela, suelta las amarras del pasado, perdona y perdónate.

Verás que la Vida tiene mucho más por darte que aquello que piensas que te arrebató.


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