LA VIDA PERSONAL DE CADA UNO... ÉXITOS Y FRACASOS.
La vida personal de cada uno es un camino que se recorre torpemente, en muchos casos, en un intrincado sistema de líneas direccionales, muy complejo, en donde no siempre se percibe el horizonte, salvo que se siga sin ningún atisbo de duda, el camino que marca la intuición, la voz de la conciencia, irradiando direccionalmente desde el centro del pecho porque una vez que se ha tomado una decisión puede ser muy difícil volver atrás, deshacer lo hecho y es que cuando un ser humano se encuentra frente a la necesidad de decidir, de alguna manera, debe entender que se encuentra en el camino equivocado ya que de haber seguido la luz de su intuición o sexto sentido, tendría perfectamente clara la dirección a seguir, sin errores.
Por eso, el libre albedrío es una suerte de determinismo personal ya que lo que se elige condiciona, de manera que es muy importante saber elegir, en tiempo y forma.
Pero ¿qué pasa cuando uno se equivoca? ¿Cuántas veces se elige condicionado por lo que supone que “debe ser”, por el camino más convencional, por esquivar riesgos o adormecerse en los logros de una etapa?.
Las historias más exitosas siempre han sido forjadas con esfuerzo y talento, pero también con intuiciones y pasiones. La vida es larga, o corta, según como cada uno se atreva a vivirla. Todo el mundo fracasa de vez en cuando.
Las derrotas y los logros se presentan siguiendo ciclos y, por tanto, no existe nadie que gane o pierda por sistema. Las caídas eventuales están en la misma rueda de la vida, y fracasar no es señal de debilidad, sino de que la rueda gira hacia delante.
El mal nunca es definitivo. Son los perdedores los que se abaten con un fracaso y no pueden reponerse, los vencedores, por el contrario, se levantan con más deseos de luchar, asimilando la lección, convencidos de que nada ni nadie podrá detenerlos.
El éxito no depende del dinero, del apoyo social, de la suerte o de la ética, depende de saber interpretar los fracasos de la forma adecuada. Y lo más curioso es que, según los cánones sociales de hoy, probablemente muchos de los grandes hombres de la humanidad habrían sido, en vida, un completo fracaso.
Angel Luis Fernández
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