En
marzo del año 2000, un agente del KGB llamado Wladimir Putin llegó al
poder ruso. En agosto de ese mismo año, sucede un extrañísimo incidente
con el submarino más moderno de su flota, el Kursk, que nunca llegó a
explicarse, pues el dirigente ruso “dejó morir” a sus cientos de
marineros sin llegar a rescatarlos.
¿Por qué? ¿Qué pasó en esos días
para que el ejército ruso omitiera la ayuda a sus compatriotas?
El siguiente vídeo os aclarará casi todas las dudas: si Putin hubiera salvado a sus marineros, se hubiera desencadenado la III Guerra Mundial pues el submarino fue atacado por dos homólogos norteamericanos.
El ex agente del KGB se tragó toda su rabia pues aquel no era el momento y… puede que hoy día se consume su venganza.
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